CARTAS AL DIRECTORIO - Mayo 2007
Agradecemos las múltiples muestras de apoyo. También las críticas. No las publicaremos aquí. Este espacio lo reservamos para vuestros "artículos". Vuestras aportaciones, que, sin ser periódicas, sí compartan vuestras experiencias, conocimientos, alegrías y tristezas en vuestra/nuestra Iglesia. En catauña o en cualquier otro lugar. Lo único que pedimos es que respeten las cuatro máximas: Constantia, meritum, fortitudo, fidelitas.
Todo esto lo podeis enviar a:
“Si ves la barbas de tu vecino afeitar…” Escenificaciones y motivaciones del Consejo Presbiteral de Barcelona
Me sabe mal discrepar del querido Prudentius de Barcino en lo que decía en su escrito del 28 de mayo, aparecido en Germinans germinabit. Aquí Prudentius juzgaba que ya ha llegado el momento por muchos pronosticado en que la disidencia clerical plantaría cara al señor arzobispo de Barcelona. Lo deduce así de lo que algunos miembros del Consejo Presbiteral reclamaron; verbigracia, la abolición del celibato sacerdotal, la ordenación femenina y de hombres casados. No crea Prudentius que estas opiniones supongan ninguna clase de ruptura del apoyo que dan al prelado. Ya saben bien ellos, recordando a su difunto Jubany, que el arzobispo Martínez nunca asumirá aquellas propuestas y menos cuando sus ojos están fijos en lo que pueda venir de Roma.
1) No, Romeu, Torras, y Brustenga no quieren romper con Martínez, sencillamente están preparando el terreno para cuando lancen los primeros agentes de pastoral que ellos mismos están formando en instituciones oficiales de la Tarraconense. Lo del Consejo se trató de una escenificación.
Aprovechan la situación actual, la escasez de clero, y para actuar según su ideología. Como que el modelo sacerdotal vigente ha fracasado, según ellos, y Roma se empeña en no querer superarlo, se hace necesaria, dicen, la aparición de los agentes de pastoral que serán remedio, provisional, esperan, mientras no llegue una nueva disciplina del sacerdocio. Las opiniones de los reverendos arriba mencionados no sirve para otra cosa que para “crear ambiente”. Nada de ruptura. No deja de ser significativo que los que hablaron en el Consejo sean los mismos que intervienen en la formación de los llamados agentes de pastoral e intentan introducirlos en sus arcipreztazgos o parroquias. De momento, ya funciona en la Parroquia de San José Oriol por instigación de su párroco, retirado pero activo en su línea, José Boix.2) En todo eso se encuentra también la respuesta al porqué del silencio del Consejo Presbiteral cuando se habló del Seminario de Barcelona. En el fondo, ya les va bien, lo digo exagerando, que haya perseverado un solo seminarista de los que han entrado este curso. Que los superiores, amigos de los Romeus, etc…, hombres de “seny” con Turull a la cabeza, hagan lo que puedan con los escasos seminaristas que tienen. No importa. El modelo sacerdotal es otro. La Iglesia, así lo expresan, siempre ha encontrado soluciones cuando ha entrado en crisis alguna de sus estructuras. Ahora esperan que la Iglesia la hallará en la disciplina del sacerdocio.
3) No temáis cuando los Romeus dicen tamañas astracanadas contra la disciplina de la Iglesia. Asustáos, en cambio, cuando no dicen nada en público, porque es cuando hacen mucho en silencio y por detrás (¿No es extraño que no digan nada en público del Germinabit?). ¡ Ay si en la cátedra de eclesiología o del sacramento del Orden se sentase un teólogo que no fuera de sus ideas!, ¡ay si los superiores del seminario no pensasen como ellos! Que el arzobispo dé los cargos que quiera por más honoríficos que sean a los “otros” presbíteros. Que se lo dé todo (capisayos, canongías, basílicas, museos, religiosas, etc.), pero que no se le ocurra otorgar algún cargo de gobierno efectivo o de influjo en la formación de los laicos o de los seminaristas, entonces sí que se moverían por detrás y en silencio.
4) El método de todos estos personajes del Consejo de Pastoral y sus allegados es implantar en la Iglesia los usos parlamentarios y sindicales. Conciben un Consejo Presbiteral como un parlamento, con oposición incluida. Utilizarán las plataformas de personal de que disponen para luego actuar con octavillas, cartas, anónimos, presiones, e incluso amenazas para quitar de la dirección de la empresa “Iglesia”, a los que les son un obstáculo para sus intereses – que son, a parte de la ambición personal, sobretodo ideológicos, y por eso más temibles. Todo en el más puro estilo sindicalista.
Yo, que me miro las cosas casi ya con visión de eternidad, escribo estas cosas para advertir a los clérigos jóvenes que no comulgáis con aquellos cuyas gestas relato. Os digo que no os creáis demasiado seguros. Con humildad y coram Deo, mirad también vuestras deficiencias. Preguntaos si no lleváis lo que podríamos decir tres perdigonadas en vuestras alas, y que no os dejan volar como deberíais. Pensad si estas tres heridas que os duelen y nos hacen sufrir también a los demás no son si no vuestra formación teológica, la moral y el celo apostólico.
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31/05/2007 por Prudentiussomosmuchos
"En el país de los ciegos el tuerto es el rey"
Esto podríamos decir de la situación de las diferentes diócesis catalanas. La escasez de vocaciones es extensible a todas las diócesis. Claro está cuando alguien funda un nuevo seminario parece que se abre una puerta a la esperanza.
Es lo que podríamos pensar con el joven seminario de la diócesis de Terrassa. Tiene, como se expresa en diferentes artículos, buenas maneras pero también los que lo miramos de cerca notamos aspectos inquietantes:
Es verdad que el obispo Mons. Sainz Meneses manifestó gran arrojo en la creación del nuevo seminario (aunque quizá fue una indicación romana) pero se quedó a mitad camino, no rompió con la facultad de Teología: la verdad es que no hay ningún obispo catalán que se atreva a ello porque supondría el cierre de la Facultad. Pero Señores obispos sean valientes que también nosotros tenemos que serlo delante de los laicos “progres”.
Claro está la línea del rector del Seminario Mn. Cristau no es una línea muy rompedora ni reformadora, bien al contrario, su carácter apocado y su falta de capacidad de gestión nos hacen pensar que, como pasó en el Seminario de Barcelona del que fue superior i vicerrector , se quedará a mitad camino, si llega.
Los otros cargos del seminario parecen más de relleno que otra cosa: el director espiritual de gran categoría pero no se sabe de cuanta dedicación. Y Mn. Marlés un jovencísimo sacerdote que tiene aun mucho por demostrar en su capacitación teológica.
Por otro lado parece difícil influir en los seminaristas si cada día se han de desplazar de su residencia a las a fueras de Barcelona hasta el Seminario de Barcelona en el mismísimo centro. ¿Cuántas horas reales están en su seminario?
Todo se puede corregir y yo si tuviera que escoger entre Barcelona y Terrassa, entre un viejo y decadente Seminario y uno joven e ilusionado no dudaría. Pero el tiempo lo dirá.
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Esperando una dimisión
El pasado sábado, se realizo en Tarragona un nuevo encuentro de jóvenes catalanes conocido como "l'Aplec de l'Esperit". No entraré en la valoración del mismo, que según la organización congregó entre 4000 y 5000 jóvenes de toda Cataluña. Lo que nos preocupa es la gran diócesis de Barcelona. Aún dividida, continua siendo la mayor con diferencia de toda Cataluña. ¿Cuántos jóvenes de esta diócesis asistieron a tal evento? La cifra no se conoce, como suele pasar en estos casos cuando los números son ridículos. Lo que sí se sabe es que fue la diócesis que llevó menos autocares, y eso que los autocares de Barcelona recorrieron cielo y tierra buscando jóvenes.
¿Porqué esa gran escasez de jóvenes de Barcelona?
No hay jóvenes en las Parroquias: Las parroquias de Barcelona están vacías de grupos de jóvenes. Los grupos de Confirmación han desaparecido prácticamente en las mismas. Los movimientos juveniles no existen. Porque no hay sacerdotes jóvenes. Es verdad que hay otras diócesis con menos sacerdotes pero los de Barcelona son de avanzada edad, sin fuerzas para dedicarse a una pastoral tan difícil como la juvenil.
La delegación de pastoral juvenil no funciona: Es el resultado más claro de este encuentro: el delegado de jóvenes de Barcelona, Mn. Toni Roman, ha fracasado. No ha conseguido crear una línea pastoral, no ha conseguido revitalizar la pastoral juvenil, no ha conseguido movilizar a nadie. Y todo ello ya lo sabíamos, pues Mn. Roman solo conoce la Joc-Jobac, un movimiento (dinosáurico) que está consumido en nuestra diócesis. Ya no da para más.
Los sacerdotes jóvenes no comparten la línea pastoral del delegado de juventud: los pocos sacerdotes jóvenes que tienen algún joven en la parroquia y que los han conseguido con la ayuda de Dios y el sudor de su frente, perdiendo horas y horas, desconfían, con razón, de la delegación de juventud debido al menosprecio del delegado de juventud que no les convoca ni llama. Sólo a los de la cuerda joc-jobac se les tiene en cuenta. Y porque la visión que se da a los jóvenes desde esta delegación es una visión criticista de la Iglesia, reivindicativa respecto a la sociedad y sin espiritualidad real.
Nuestro señor Arzobispo está como siempre ausente. Por favor, cambie al delegado de juventud. ¿Cómo quiere vocaciones al sacerdocio católico dejando la delegación de juventud en manos de un sacerdote que no cree en él? Muy próximo a los curas de entrevías de Madrid (supongo que asistirá a la conferencia de Boff en Barcelona) y que piensa lo mismo que los Brustenga y Romeus: que los curas se casen, que no haya sacerdocio ministerial, etc...
Con este ambiente es imposible que nazcan vocaciones ni al sacerdocio ni al matrimonio. Sólo hace falta mirar un poco: ¿cuántos matrimonios hay que vivan la fe y la disciplina de la Iglesia nacidos de la Joc-jobac? A pesar de todo el Señor puede suscitar vocaciones al sacerdocio, pero mejor es que se alimenten en otros pastos que nos sean los barceloneses. Con dolor lo decimos, pero aquí el campo está estéril.
Creo que ahora que se acercan los cambios es buen momento para que Mn. Roman se replantee su delegación, la deje y se dedique de nuevo al trabajo parroquial y permita al Sr. Arzobispo tener campo libre para poner un sacerdote con ímpetu y visión pastoral.
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Consejo presbiteral de Barcelona, silencio
Había un tiempo en que todas las intimidades del Consejo Presbiteral de Barcelona se daban a la contemplación de todos. Era en la época del cardenal Carles –sobre todo cuando en el Consejo se iba contra él. El órgano oficioso del Consejo era el semanario “El Triangle”. Ahora, los que escribían en él callan y esta publicación sigue en su línea profana: ya se han acabado los problemas en la Iglesia de Barcelona; tenemos el mejor gobierno episcopal posible, el del “mal menor”, a la espera del nuevo pontificado del ahora copríncipe de Andorra.
Sólo da fastidio el inmovilismo de Roma que no acepta el celibato opcional, el sacerdocio femenino, los sacerdotes casados –que tantos frutos dieron en la antigüedad remota de los primeros siglos de la Iglesia. Así lo reivindicaban en el Consejo los reverendos Romeu, Torres, y Brustenga. Lo decían con su amabilidad sonriente de siempre y con sus bromas. Ya sabían que a todo eso el arzobispo les diría que no. A ellos lo que les interesa es que cambie la disciplina actual del sacerdocio católico: ha fracasado, no está en sus manos cambiarlo, dicen, pero no pierden el ánimo: hacen un trabajo de difusión y persuasión ante el mismo arzobispo y los demás hermanos sacerdotes. No, para ellos, esto no es una broma ni un combate inútil. Tienen además un arma: la formación de los agentes de pastoral que avanzará en esta línea.
El señor arzobispo dijo luego que, en Roma, no ven problemas en Cataluña. Es lo que expresa, sostiene, la Congregación para la Educación Católica: ninguna dificultad en la formación de los sacerdotes, ni en la Facultad de Teología. A mi esto me sorprende, pero ¡si lo dice le arzobispo…!
Del mapa pastoral, o mejor, de la reorganización de parroquias, nada. ¡Tantos estudios sobre la pastoral en Francia o sobre otras diócesis, como hizo monseñor Martínez en el 2001! Total, nada: ”Parturient montes, nascitur ridiculus mus”. Y por lo que se refiere a los agentes de pastoral, suerte que hay un problema económico –como señaló el arzobispo- y es que no se pueden pagar más de la docena que ya actualmente se remuneran. ¡A los “progres” les encanta clericalizar a los seglares!
El provecto Galbany, que debe pasar ya los 75 y que ha vuelto a ser elegido –un ejemplo de lo que predomina en las demarcaciones pastorales-, se permite hacer bromas sobre la conveniencia de que los novios reciban la Confirmación antes de contraer Matrimonio. No nos cansemos ahora de repetirle la actual disciplina.
El Seminario de Barcelona, viento en popa. Sólo queda una vocación de los que entraron este curso. No llegan a veinte contando el Seminario Menor, compuesto por cuatro o cinco muchachos. ¡Cuánto servicio e instalación para tan poca realidad humana! Y Turull calla, y callan todos, y calla el Triangle. Nadie pide explicaciones de nada. ¿Y la autocrítica? ¿Todo es un problema coyuntural?, pregunto además: ¿Cuántos jóvenes envía la Delegación de la Juventud al Aplec de l’Esperit? Cuatro gatos mal contados y no pasa nada. Dicen que la mayor diócesis de la Tarraconense, Barcelona, es la que menos chicos envía al Aplec. Y es que no hay jóvenes en los movimientos y asociaciones de nuestra diócesis. Si acaso algún sacerdote tiene algunos en sus parroquias, que los hay, prefiere no enviarlos estando al frente de la Delegación de Juventud el tal Toni Román ¿Por qué no lo cambia el señor arzobispo a la vista de sus grandes logros?
Estos dos puntos, juventud y seminario, los veo muy graves. Pero parece que aquí el análisis crítico ha desaparecido. Ya lo decía la copla socarrona de otro tiempo: “No hay novedad, señora baronesa, no hay novedad, no hay novedad. Sólo pasó que anoche cayó un rayo y el palacio hizo un solar. Por lo demás, aquí no pasa nada. …”
Descansen padres consejeros. Ya les leo el pensamiento: “Dentro de cinco años, muchos de nosotros ya no estaremos aquí. Los que vengan detrás, ¡ya se apañarán! Moriremos luchando: las cosas no van bien, porque no se ha aplicado el espíritu del Concilio que queremos. Necesitamos más de lo mismo. Tenemos que insistir en lo nuestro, aunque nos quedemos solos”.
A los curas jóvenes que no veis clara la línea de la mayoría, este seglar os aconseja que, desde el más escrupuloso respeto, superéis vuestro temores y contestéis a los continuadores del sector más enquistado y que se cree el más progresista. Plantad cara, a Romeu, Fontbona, Toni Román, Cabot, Cervera… No están acostumbrados a que nadie les contradiga y, en realidad, de saber, saben poco, sólo repiten eslogans.
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Parece que el Directorio de Mayo Floreal de hoy esté escrito a propósito de lo que ha sucedido esta mañana en el consejo presbiteral de Barcelona. Allí se ha cuestionado todo: celibato sacerdotal, ordenación, vocaciones, pastoral de evangelización, lugar del párroco en su parroquia, etc., etc. Todo como si estuviésemos en los años setenta!!! Respuesta del arzobispo: nula o muy tímida ante lo más excéntrico. En cualquier caso, ausencia constante de corrección pastoral y formación. Y siempre complicidad con los "más allegados" y gerifaltes: Romeu, Brustenga, etc.
O sea, señores, pasado y más pasado. A Barcino no le queda futuro desde su presbiterio. Menos mal que una Iglesia es más que su obispo y sus presbíteros. Un horror!!!
Veni Creator Spiritus.
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Comunión "desleal"
Comento el Mayo Floreal del día 25 de mayo y otros escritos de foros sobre la cuestión de la comunión eclesial y eclesiástica (“eclesial”, concepto que se utiliza ahora para distinguir entre Iglesia y clerical o clericalismo, según el lenguaje que empezó a utilizar el poco católico Benedetto Croce). Una comunión, en la que buscándola, unos cometen abusos contra aquello que debería formar, precisamente, un componente irrenunciable para todos, no puede ser calificada sino de comunión “desleal”, casi como lo sería en términos económicos “competencia desleal”. Me refiero ahora a un ejemplo que ha salido en estos foros: el abuso de la absolución general sin previa confesión auricular, “auricular” en los términos que lo concreta la disciplina actual de la Iglesia. Es de todos conocida la campaña de denuncia que se realizó en el De Bello Pallico sobre esta cuestión: se señaló que un 40% de las parroquias y capillas de Barcelona se administra la absolución general y que, en la pasada cuaresma, los que lo hacían así continuaron haciéndolo. No hubo una sola palabra de nuestro prelado de Barcelona que desautorizase esta práctica. Ya debe saber Mons. Martínez de qué hablamos, por lo que esperamos que le hayan comunicado desde la Congregación de Obispos y de la Nunciatura Apostólica. La comunión en la Iglesia pues debe basarse sobre la verdad y la honestidad o reglas de juego. ¿Es posible una comunión en cuya base se halle el error, el abuso y la deslealtad? ¿Podríamos los católicos laicos apelar al Tribunal Eclesiástico de Barcelona por los abusos que aquí se cometen contra el sacramento de la Penitencia?
La comunión de que habla Juan Pablo II en sus últimos escritos, la comunión a la que se refiere también Mons. Martínez en su escrito de 2001 sobre la reorganización diocesana ante la disminución de sacerdotes, no puede ser la que propugnan los católicos de la disidencia; es decir, de la ruptura con la teología y la disciplina de la Iglesia. Por más derecho que tengan a pensar como quieran, no pueden actuar según su visión personal. Ellos saben que no son amos de los sacramentos y que sólo puede haber comunión cuando hay deseo de observar lo que la Santa Sede dispone. Nos pueden llamar reaccionarios, integristas… Yo les llamaría desleales, y me duele el silencio del arzobispo creyendo, como debe creer, que así fomenta la comunión: No. Fomenta la confusión y la desunión.
Esta clase de “comunión eclesial”, la de la “Iglesia de comunión” (Fontbona) la de la “sinodalidad” (Aymerich, en Misa Dominical) no es lo que entendemos por comunión en la Iglesia. Yo creo en la comunión de que habla el Vaticano II y Benedicto XVI en la Sacramentum Caritatis. Ved si no los números 23 y 15, cuando el Papa se refiere a los sacerdotes y a la Eucaristía, a ellos que deben ser, precisamente, ministros de la comunión.
Señor arzobispo de Barcelona, queremos vivir la comunión en la Iglesia y muchos sacerdotes la quieren vivir en su presbiterio. Ayúdenos, hágalo desde la verdad. En la comunión se debe empezar por renunciar al abuso y a la mentira. Luego, todos deberemos, al inicio y al final, convertirnos.
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Apreciados amigos:
Hemos conocido esta semana la convocatoria de una conferencia de Leonardo Boff el próximo miércoles 30 de mayo a las 19.30 en la Basílica de Santa María del Pino en el corazón de nuestra ciudad. No voy a desperdiciar ni una palabra sobre el conferenciante, harto conocido por todos, ni sobre esta gira que ha emprendido por toda España pretendidamente para hablar de ecología pero, como nos podemos imaginar, para "hacer su apología" (por cierto, siempre en perpetua oposición al Papa y a la Doctrina de la Iglesia). No me inquieta el hecho si esta tuviera lugar en cualquier Sala de Conferencias o Teatro. Hay libertad civil de expresión.
Lo que más que inquietarme me indigna es que sea la Basílica del Pino el lugar que ESGLESIA PLURAL ha escogido, y más que escogido, ha decidido. Porque es su propia casa. Porque tenemos que saber que tras ese nombre se esconden, entre otros, tres personajes concretos: BIGORDÀ, TOTOSAUS y BATLLES, los patriarcas de la Unión Sacerdotal, la llamada “U” al amparo del párroco de la Basílica, ese sacerdote "progre e izquierdoso" hijo de la opulenta burguesía barcelonesa, cuyo nombre CAYETANO DE CASACUBERTA Y FRANCO, es abreviado con el simple apelativo de TANO.
No voy a imputar al Arzobispo Sistach el nombramiento de Tano, como párroco del Pino, pues fue colocado por ese "ojo de lince" que fuera Mons. Carles para algunos nombramientos. Pero en el trascurso de estos 3 años últimos, el Arzobispo actual ha sido sabedor de demasiados hechos como para no intervenir. Pida referencias al párroco de la Merced, Mn. Mas de Xaxars, sobre la pastoral sacramental de un sacerdote, Tano, que repite constantemente que le da "grima celebrar en su parroquia porque se deprime viendo tanto viejo" o como ante una urgencia en acompañar la procesión de la Inmaculada como sacerdote por su propio arciprestazgo y barrio, se negó a tal ministerio ante la mirada atónita de muchos (Mas de Xaxars incluido).
La conferencia de Boff es la gota que colma el vaso: si el arzobispo no veta y prohíbe tal acto, la “U” lo hará aún más rehén de lo que es ahora . NO ES SOLO UNA CONFERENCIA DE BOFF ES UNA PRUEBA DE FUEGO para la guerra que le van a hacer en lo sucesivo. MARTÍNEZ tiene que prohibir el acto, cambiar al párroco ipso facto y mandar a sus casas, sacándolos de la Basílica, a Bigordá, a Totosaus, a Batlles y a Singla, si conviene. Hay que limpiar ese avispero convertido cada vez más en Sala de Conciertos de pago, en el que se ha convertido la Basílica del Pino.
Tano no está hecho para ser párroco de ningún sitio, no tiene vocación de pastor, es un agitador político travestido de consiliario obrero de cuatro grupúsculos residuales de contestatarios eclesiales. Recuerde Martínez que si con alguien se está jugando los cuartos es con ellos y me temo que le van a dejar sin camisa.
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Amnistía, no; pacto por el silencio, sí.
A los inicios y al final del pontificado barcelonés del cardenal Ricardo M. Carles, se oía a menudo de labios de algunos presbíteros que era necesario establecer como una AMNISTÍA entre el clero y también entre las diversas tendencias de los seglares católicos barceloneses.
Ahora que, con el pontificado de Mons. Martínez Sistach, parece que están más sosegados aquellos presbíteros de la “amnistía” no vuelven a abogar por soluciones parecidas, callan. Su silencio se debe: primero, a que, en realidad, ahora muchos de ellos ocupan puestos de responsabilidad diocesana (Curia, Seminario, Facultad de Teología, etc.); segundo, porque han sido también divididos con la división de la diócesis y tienen por consiguiente menos fuerza; tercero, porque, como todos, tienen problemas para evangelizar y para encontrar seguidores en las filas de un clero tristemente envejecido y diezmado. Y callan. Callan ante todos los actos del señor arzobispo de Barcelona. ¿Hasta cuándo? Llegará un día en que el prelado no podrá contentarles, tendrá que decirles no a alguna de sus pretensiones más radicales.
Callan, porque tienen el poder intermedio en sus manos: dominan la formación de los futuros agentes de pastoral, dirigen el Consejo Presbiteral (aquí pedirán proseguir la reforma del mapa pastoral y, en la dirección que ya han programado, utilizarán luego los formados por ellos mismos como agentes de pastoral para avanzar también en el cambio del actual modelo sacerdotal); son la mayoría de los arciprestes; ejercen su influjo en grandes zonas pastorales a las que, en consecuencia, imprimen su estilo pastoral de contestación y casi de ruptura (los curas jóvenes y observantes ¿por qué no vais a estas zonas más sencillas e intervenís pastoralmente?); están al frente de las Delegaciones Diocesanas (con todo el respeto ¿pero qué dirán y harán hombres como Matabosch, Toni Román, Bacardit, Termes, Claret?); y lo peor es que aún son los amos de la formación de los presbíteros y de los laicos (Facultad de Teología, ISCREB, ¿Qué novedades nos aportarán, si no sólo confusión, los profesores Alegre, Bada, Castañer, Fontbona). Y claro, callan. No pasa nada. Curas jóvenes y los que ya empezáis a estar cansados: ¡No vayáis a las reuniones de los presbíteros, despreciad los cargos, no votéis cuando os invita vuestro obispo a hacerlo, manteneos desunidos y criticándoos mutuamente, no mantengáis la comunión entre vosotros –comenzad, al menos, por aquí-! Así lo dejáis todo en manos de otros. ¿Para qué amnistía si tienen el poder intacto en sus manos?
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La Pastoral de "Esperarlasvenir"
Al hilo de algunos comentarios publicados en este medio y en otros me gustaría seguir haciendo alguna reflexión sobre el Seminario de Barcelona:
Estamos ya en el mes de mayo, han pasado 8 meses que comenzara el curso. Con el baile de cifras a los que nos tienen acostumbrados los superiores del seminario de Barcelona y nuestro señor obispo, el número de seminaristas pasaba de uno a cuatro (y hasta seis o siete) con gran celeridad. Claro está el tiempo deja a todo el mundo en su sitio y a los que decíamos que era un sólo seminarista nuevo nos ha dado la razón.
Pero dejemos de mirar al pasado, estamos a punto de acabar este curso y es el tiempo de programar el próximo. Es, pues, tiempo de que se nos informe de cuántos chicos han asistidos a los encuentros vocacionales y con exactitud cuántos se están planteando entrar el año que viene. Ya conocemos la vieja teoría de que eso es muy difícil saberlo.
La pastoral vocacional de "esperarlasvenir" proporcionará, como mucho, una o dos vocaciones, y de aquellas que entran en el seminario dos o tres veces y no suelen llegar a Navidad. ¿Cómo mantendremos la media de cinco ordenaciones al año que se proclamo solemnemente en el consejo presbiteral?.
Pero en esta diócesis aletargada continúa el silencio acerca del Seminario y las vocaciones. Como en los peores blogs: comentarios 0. Nada se plantea, nada. Un edificio donde se alojaban 500 seminaristas ahora reconvertido, con más 40 estancias: dormitorio, estudio, baño, con calefacción y aire acondicionado... Para qué tanto lugar si no se llegan a los 20 seminaristas contando los menores y los superiores.
Cuánto gasto para tan poco fruto: empresa de limpieza, cocina con cocineras y empresa de Catering, trabajadores para reparaciones, administrador, comunidad de religiosas, cinco sacerdotes a tiempo completo... Tanto para qué. Hay tantos seminarios en el mundo que les falta lo necesario para comer y están llenos de vocaciones… En el Seminario de Barcelona pasa lo contrario: una gran estructura para no tener vocaciones.
Sería hora de pensar y, además de rezar, ponerse manos a la obra en la pastoral vocacional.
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Silencios en la diócesis de Barcelona
Para ayudar a la autocrítica eclesial de la archidiócesis de Barcelona quiero ofrecer dos puntos de reflexión. El primero se refiere al SILENCIO sobre el Seminario Conciliar de Barcelona. De los cuatro o cinco, en todo caso pocos, seminaristas que este año han ingresado en esta institución, a estas alturas del curso sólo ha perseverado uno. ¿Estos datos pueden significar algo? Por otro lado, se sabe que en el Seminario se está instalando aire acondicionado en ocho o diez estancias, incluidas las de algunos superiores, ¿nos podríamos preguntar sobre los donativos y entradas del Seminario? Sobre estas dos cuestiones se guarda un profundo silencio en la diócesis. La crítica debe ser ejercida con ecuanimidad. Los mismos que la ejercieron, a mi juicio, tan injustamente contra el cardenal Carles ¿por qué están callados ahora?
Segundo SILENCIO. La Delegación Diocesana de Economía del Arzobispado de Barcelona, a la cabeza de la cual se halla Antoni Matabosch, comunica que la aportación de las parroquias, instituciones y donativos, con motivo de la última campaña para el Fondo Común Diocesano, ha disminuido un 14%. He aquí el motivo que de esta reducción da el citado Matabosch: Que a partir de 1 de enero de 2005 se lleva separada la contabilidad de cada obispado. Esta explicación es la que figura en la carta que envió la citada Delegación a las parroquias hace más de una semana. Durante este período nadie de los locuaces críticos de antaño ha abierto su boca manifestando sorpresa o analizando este dato. El silencio, una vez más de los tendenciosos. Ahora nos acabamos de enterar, según nos dicen por la misma Delegación de Economía del Arzobispado, que este dato es erróneo; que, en realidad, las aportaciones han crecido, pero ahora la razón de la subida, según la Delegación, no es la división de la archidiócesis. En otra institución ¿se permitiría este error de Matabosch? ¿Se entera este cura de lo que firma? Se debe enterar, desde el momento que da la culpa del supuesto descenso de donativos a la decisión de la Santa Sede de dividir la diócesis. ¿Por qué guardan silencio los que en otras ocasiones atacaban sin tregua la administración diocesana?
Muchos diocesanos nos admiramos de estos silencios, de su parcialidad y de sus ganas de ofender a persona e instituciones. Pero nos hacen un bien: no vamos a tener en cuenta a los críticos de antes para construir nuestro futuro. Los silenciosos de antes seremos los críticos de ahora.
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Permitidme una breves reflexiones acerca del documento de los Obispos de Cataluña “Creer en el Evangelio y anunciar-lo con nuevo ardor”:
Leyéndolo me empezaron a surgir dudas. Poco a poco me di cuenta de que algunos puntos eran incompatibles con la fe y que ciertas palabras de máximo contenido teológico estaban absolutamente desvirtuadas e incluso aparecía la oscura sombra de Hegel. ¿Podía considerar que el magisterio de nuestros obispos iba contra el magisterio del Concilio Vaticano II y de toda la Iglesia?
Veamos algunos de los errores:
1.- El sentido de COMUNIÓN: Se transforma la comunión querida por el Señor en un “esfuerzo renovado de aproximación y servicio: los obispos con los presbíteros, los religiosos y todo el pueblo de Dios; los presbíteros y el laicado; todos juntos con los católicos menos practicantes, con los que buscan la verdad y con los no creyentes”.
Se desvirtúa el sentido de Comunión tan claro en el Catecismo dejándolo los obispos a una comunión afectiva y puramente horizontal, es de notar la diferencia de tono del Catecismo: 947 "Como todos los creyentes forman un solo cuerpo, el bien de los unos se comunica a los otros ... Es, pues, necesario creer que existe una comunión de bienes en la Iglesia. Pero el miembro más importante es Cristo, ya que El es la cabeza ... Así, el bien de Cristo es comunicado a todos los miembros, y esta comunicación se hace por los sacramentos de la Iglesia" (Santo Tomás, symb.10). "Como esta Iglesia está gobernada por un solo y mismo Espíritu, todos los bienes que ella ha recibido forman necesariamente un fondo común" (Catech. R. 1, 10, 24). 948 La expresión "comunión de los santos" tiene entonces dos significados estrechamente relacionados: "comunión en las cosas santas ['sancta']" y "comunión entre las personas santas ['sancti']". "Sancta sanctis" [lo que es santo para los que son santos] es lo que se proclama por el celebrante en la mayoría de las liturgias orientales en el momento de la elevación de los santos Dones antes de la distribución de la comunión. Los fieles ["sancti"] se alimentan con el cuerpo y la sangre de Cristo ["sancta"] para crecer en la comunión con el Espíritu Santo ["Koinônia"] y comunicarla al mundo.
2.- ¿Qué quiere decir que “la Iglesia ha recibido la misión de amar al mundo profundamente”? ¿Qué es amar para los obispos? ¿Todo es sólo una cuestión afectiva? ¿No será más bien amarse los unos a los otros más que amar al mundo? ¿Deberemos ahora también amar el diablo y la carne?
3.- “Optar por la nueva evangelización nos pide, de una parte, prestar atención al hombre de hoy, verlo con simpatía, acoger su cultura. Es decir integrarnos en la gran corriente de encarnación que arranca de Jesús, en todo parecido a los hombres, excepto el pecado” . Esta cita del documento es del todo inaceptable, ¿De nuevo se reduce todo a una comunión afectiva? ¿Puede un cristiano acoger una cultura anticristiana, como diría el Papa acoger la cultura de la muerte? ¿Acoger una cultura anticristiana es integrarse en la corriente de encarnación...? ¿No recuerda demasiado a Hegel?
4.- Plagado está el documento de condenas, y especialmente duro con sectores de la Iglesia que no explicita, bonita forma de tirar la piedra y esconder la mano (algunos tal vez la llamarían hipócrita porque viendo a quienes los obispos favorecen y a quienes no, ya están diciendo quienes son esos sacerdotes y esas espiritualidades tan malas en la Iglesia, es decir las que siguen el magisterio universal de la Iglesia, que “casualmente” coincide con las que aportan vocaciones, con las familias cristianas que defienden y mantienen económicamente a los obispos.
5.- ¿Qué no hay puntos positivos? Pues claro que los hay, pero ocurre como cuando sobre una camisa blanca e inmaculada se vacía un tintero de tinta china, son tan graves las manchas que ya no ves el blanco de la camisa.6.- Aunque habría muchísimo más análisis por hacer, por hoy sólo un último punto: gracias a Dios los mismos obispos nos vienen a decir que este documento no es magisterial, sólo es: que “queremos reflexionar con vosotros sobre lo que más nos llena el corazón..., para que, eventualmente, nos hagáis llegar también vuestras sugerencias”. Pues para eso no hacía falta tanto revuelo.
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Queridos amigos: copio un texto interesante, no menos divertido pero penoso por la realidad que explica. No se que uso se le puede dar. En fin. Animo con todo lo que escribis y que sea para provocar comunion en Jesucristo. Un amigo.
¿Qué hay que hacer para no tener vocaciones?
Homilía pronunciada por el p. Carlos Miguel Buela, el domingo del IV de Pascua, XXXVI Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, en el Seminario «María, Madre del Verbo Encarnado».
Hoy quiero hacer un sermón peligroso. En rigor de verdad es un anti-sermón, porque mi finalidad es mover a los que me escuchan a que NO HAGAN NUNCA lo que voy a decir. Además, como estos son tiempos de peligros y asechanzas, para que no se me interprete mal, y para no herir suspicacias, desde el mismo comienzo declaro que sólo me dirijo a ustedes, no pretendo hacer ningún tiro por elevación, ni referirme a otras instituciones, ni criticarlas. Corresponde que diga la frase cliché: «cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia».
Pero aún más. Para evitar cualquier malentendido y evitar efectos no queridos y no buscados, me voy a dirigir solamente al Rector de nuestro Seminario mayor «María, Madre del Verbo Encarnado».
Querido Padre Elvio Fontana:
Hoy, 4to. Domingo de Pascua, domingo del Buen Pastor, la Iglesia toda reza en la XXXVI Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. En este día quiero decirte lo que, a mí modo de ver, hay que hacer para no tener vocaciones.
1. Acerca de la captación vocacional:
Como «la vida engendra la vida»1, la manera más eficaz para que no se despierten vocaciones de especial consagración es formar comunidades sin vida, sin ningún entusiasmo, lo cual se logra con una pastoral de mantenimiento, que es lo mismo que pastoral del «no hagan olas». Sin incisividad, sin actualidad, sin contacto con los seres concretos de carne y hueso, de esta época. En fin, una pastoral nominalista, de escritorio, una pastoral de espera y no de propuesta, una pastoral superficial que no cale hondo, una pastoral no entusiasmante.
Para ello el sacerdote no debe ser padre, no debe ser hermano, ni amigo, ni pastor. Así no trasmitirá vida, ni fraternidad, ni amor de amistad, ni dará la vida por nadie. Lo cual se logra al no tener fe viva, ni esperanza invencible, ni caridad ardiente. Así se vivirá un cristianismo triste, sin grandes ideales, burgués, formalista, exterior. Sin frutos notables.
Ayuda mucho para ahuyentar las vocaciones presentar las dificultades del ministerio sacerdotal y de la vida religiosa como insuperables, no creyendo que la gracia de Dios puede más que todas las dificultades. También ayuda el dar la impresión de que hay que ser digno para poder pensar en una eventual vocación (¡cómo si hubiese alguien digno!).
2. Acerca de la naturaleza de la vocación:
No creer que las vocaciones consagradas son obra de Dios, sino obra de los hombres, obra meramente humana. Éste es el punto crucial. De esta manera, rezar para que Dios envíe vocaciones no será lo más importante. A lo más, algunos, rezarán como los mesalianos sin poner medios eficaces para alcanzar lo que piden. Se privilegiará la propaganda publicitaria, incluso con mucho mal gusto, algunas poco inteligentes, otras ridículas, otras irreverentes, otras irreales, otras hilarantes. Te ofrezco algunos ejemplos que puedes tener en cuenta:
a) Quizás puedas editar una propaganda vocacional acompañada de viñetas con mensaje «subliminal» como ésta: «Si no sabes hablar (figura de un tartamudo); si crees tener poca edad (dibujo de un bebé); si te sientes incapaz (dibujo de un niño que no puede levantar una torre con sus cubos); si te sentís débil (dibujo de un debilucho tirado en el piso); atado; confundido; poco importante (dibujo de una persona escondida en un tacho de basura); ¡PERO!, estás en búsqueda, te importan los demás y quieres entregar lo más grande que tienes, ¡VEN Y SÍGUEME! Firmado: Jesús. ¡PIÉNSALO! STOP»;
b) O tal vez, para mayor marketing puedes probar con esta propaganda vocacional de USA: «WE’RE LOOKING FOR A FEW STRONG MEN!» («¡ESTAMOS BUSCANDO HOMBRES FUERTES!»). Sale una foto de un sacerdote vistiendo de blue jeans, con gorra roja, camisa escocesa sobre una negra camisa clerical con riguroso clergyman –condición necesaria, a pesar del ridículo, para identificar al personaje como sacerdote–, con sus pies en remojo en un fuentón, lo que probablemente quiera indicar su cansancio tras una larga caminata con sus jóvenes campamenteros, que le asedian por arriba, por el costado..., uno con una mochila, otro con una caña de pescar, otro jugando con una viborita... Y el sacerdote mirando hacia arriba, resignado, como diciendo: «¡lo que tengo que aguantar!»;
c) O tal vez con esta otra: «DIOS AL TELÉFONO». «¿Qué pasa con tu número cuando Dios te llama? "OCUPADO". Más tarde, Señor... Ahora estoy ocupado. Cuando termine. Tal vez, mañana. "SIN TONO". Fuera de onda. Desconectado. Apático. Frío. Desganado. "EQUIVOCADO". No... No soy yo... –número equivocado. No insista. Cuelgue por favor. "NO CONTESTAN". Timbre insistente. Silencio. Egoísmo. Sordera para Dios. Rechazo. "COLGARON". Clic! ¡No! Ruptura con Dios. Desamor. Diálogo interrumpido. En cambio, cuando Él te hable, para lo que sea, contéstale: Hola... sí, soy yo. Te escucho. Aquí estoy. Habla Señor. Sí... Sí... como quieras, así sea, con todo gusto. Por Ti, mi Dios, por mi hogar, por mi Patria, por el mundo. Hasta luego... Señor»;
d) Otra propaganda presenta a religiosos vestidos correctamente con sus respectivos hábitos clericales (sotana, baberito, crucifijo, o rosario con los quince misterios...), cuando en realidad algún que otro anciano de tales congregaciones usa todavía el hábito propio, que tanto llaman la atención y tanto agrada su uso entre los fieles, abandonado por los de menos edad, que han preferido a cambio una crucecita en la solapa, ¡cuando mucho...!;
e) Otra: «More Life than you Ever Imagined...» («Más vida que la que te hayas imaginado...»). A continuación, una foto realmente inimaginable de cuatro monjas mayores: una tocando una corneta, otra un violín, otra una guitarra, otra una bandolina. Seguidamente, la invitación: Is God inviting you to consider the … life?» («¿Acaso Dios te invita a que consideres la vida …?»);
f) Y por último, aunque hay muchos ejemplos más, un dibujo de un físico culturista que podría ser Silvester Stallone o un Arnold Schwarzenegger levantando con los brazos extendidos y tensos por encima de la cabeza una barra con enormes pesas en los extremos, con la siguiente inscripción: «La Iglesia necesita de gente valiente y decidida. ¿Piensas tú que Cristo dijo éstas palabras a gente débil? "El Reino de Dios se alcanza a la fuerza y solamente los esforzados entran en él". SI QUIERES ACEPTAR EL DESAFÍO QUE CRISTO TE OFRECE, ESCRÍBENOS O ACÉRCATE A: …».
Una mera propaganda externa, de muy poco sirve, para despertar vocaciones.
Si la vocación no es obra principalmente de Dios, no se han de buscar seguidores exclusivamente de Jesucristo, sino obsecuentes de uno mismo. Pretender que sigan a una mera persona humana es la mejor disposición para que no nos siga nadie. Sólo el seguimiento exclusivo de Jesucristo hace posible que el hombre, varón y mujer, se decida y persevere en una vocación que excede las fuerzas humanas.
Para no tener vocaciones, debes presentar la vida sacerdotal y religiosa color rosa. Todo consolación y resurrección. Toda alegría y comprensión. Todo éxitos, bonanza y facilismo. No decir nunca que es cruz, y después cruz, y por último, cruz, y siempre, cruz. Y que hay que estar dispuestos a crucificarse con Cristo, día a día, minuto a minuto. Y que hay mucho para penar, para dolerse y para llorar porque los sacerdotes son «los ojos de la Iglesia, cuyo oficio es llorar los males todos que vienen al cuerpo»2.
Para no tener vocaciones, debes coaccionar a los candidatos buscando, indebidamente, de convencerlos que tienen vocación (aún cuando se vea que no tienen idoneidad). Es decir, teniendo por el candidato un interés que se ve que Dios no tiene (porque si no tiene idoneidad es porque Dios no se la dio). Y con melindres, suspicacias y sutilezas no aconsejarle, vivamente, que no entre o que salga, cuanto antes, del Seminario. Esos que claramente no tienen vocación serán ocasión de que muchos otros la pierdan. Y los superiores que no cuiden, tempestivamente, que sólo queden los que tienen vocación probada, al perder la confianza de los buenos en su capacidad de discernir las vocaciones, también se convierten en ocasión de que otros la pierdan. No hay cosa, tal vez, que haga perder más vocaciones en los Seminarios, que los superiores cuando se vuelven «perros mudos»3.
Aunque a decir verdad la costumbre más extendida es dilatar la entrada, justamente, porque no se cree o se duda de que es Dios el que llama. Cuando llama Dios se requiere una respuesta al estilo de los Apóstoles: «Ellos dejaron al instante las redes y le siguieron» (Mt 4, 20), y San Pablo: «… al instante, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre…» (Gal 1, 16). Cuando se pretende que las vocaciones maduren en el mundo, el mundo, generalmente, se traga las vocaciones.
Incluso hay algunos que directamente dicen que un candidato no tiene vocación y no por que hayan comprobado que no hay idoneidad, sino por otras razones subjetivas de ellos. Porque les parece, por pálpito, por corazonada, por no simpatizar con el candidato, o porque creen que tienen el don de la cardiognosis. Si son jóvenes porque son jóvenes; si mayorcitos porque tienen mucha edad. Conocemos el caso de Jean Luc:
– «Vos pensás que tenés vocación porque tu hermano es sacerdote», le dijo un obispo;
– «Pero yo entré primero al Seminario»;
– «¿¡?!…Sé un buen laico».
En la actualidad es el primer sacerdote incardinado en Asia Central.
3. Acerca de la pastoral vocacional:
Seguir haciendo esa suerte de reclutamiento o leva masivos, sin discernimiento, o sea, sin hacer selección. O peor aún, tener discernimiento estrábico, es decir, hacer selección, pero al revés, desechando a los buenos y aceptando a los que no tienen subiecto. Algunos ponen límites artificiales, como la edad, los oficios, la historia precedente... y multiplican, sin ton ni son, las normas para la admisión, de tal modo que crean, de hecho, impedimentos insalvables. Por ejemplo:
– «NN. dice que no hay que ordenar hasta que el candidato tenga 28 años (El Código de Derecho Canónico pide sólo 25 años), pero yo pienso que tendría que exigirse tener 30 años porque recién allí se puede considerar maduro a un candidato y se puede esperar más en su perseverancia».
– «¿Usted propone hacer lo que hacen los jesuitas?».
– «Eso mismo, ¡hombre!, ¡qué formación tienen!»,
– «Pero, ¡durante el generalato del P. Arrupe dejaron el ministerio más de 12.000 jesuitas ordenados a los 30 años!
– «¡¿?!».
Por ejemplo, algunos dicen que si ya entró algún familiar no hay que dejar entrar a otro porque está influenciado por el primero. No dejan entrar a los primos hermanos, con lo que no tendrían vocación apostólica los Apóstoles Santiago primos hermanos del Señor; ni tampoco si son hermanos, con lo que no tendrían vocación apostólica Pedro y Andrés, Santiago y Juan; otros no aceptan a los hijos únicos, con lo que si nuestro Señor hoy pidiese entrar a un seminario no sería admitido.
O afirmar rotundamente: «Aquí por tres generaciones no habrá vocaciones» (menos mal que no pensó así nuestro Señor, ni los Apóstoles; todavía se estaría por fundar la Iglesia).
Nunca digas –«aquellos, de tal Congregación, son malos», porque les harás una propaganda gratuita (¡cómo les ha pasado a muchos de los que me están escuchando!) y tendrán muchas vocaciones y después tendrás que inventarte excusas para justificar tu esterilidad, y dirás: «ambiente cálido»..., «los atraen con música y deporte...», «ahora se los ve bien, pero ¿dentro de 50 años...?», «les lavan el cerebro», «algo raro hacen, dónde van tienen vocaciones y nosotros ninguna»…
Lo que voy a decir ahora es infalible para no tener vocaciones: ¡dejar que el Seminario se llene de tipos «alcanzame la polvera»! Cuando lleguen a formar grupo verás como proliferan las murmuraciones, los despechos, los resentimientos, verás un clima de intrigas palaciegas y suspicacias retorcidas, se pincharán con la pestaña todo el día, los verás meneándose acompasadamente y sacando el cuero a cuanto se les cruce por delante y, entonces: ¡Chau, misión! Y los que se respeten un poco se irán y no tendrás que estar dando de comer a 150 seminaristas hambrientos. En algunos lados se prefiere a los «masculinos, pero no fanáticos» porque piensan que no les traen problemas y los pueden manejar a gusto, y rechazan a los que tienen personalidad, porque tienen miedo que quieran pasar por encima de su autoridad.
4. Acerca de la formación:
Éste tal vez sea el punctum dolens del tema, como dijera Juan Pablo II: «…es preciso encontrar para estas vocaciones una formación adecuada. Diría que la condición de una verdadera vocación es también una formación justa. Si no la encontramos, las vocaciones no llegan y la Providencia no nos las da»4.
Tener un equipo de formadores heterogéneo y si son de tendencias contrapuestas, mejor aún, así los seminaristas podrán hacer, como suelen hacer los hijos de padres separados, que piden permiso a uno y a otro, hasta obtener lo que quieren. Aunque también se da la postura contraria, una homogeneidad tal que impida toda legítima diversidad, cortando a todos por un mismo molde. La exclusión de las legítimas diferencias, siempre produce marginados, a los que luego fatalmente tendrás que discriminar.
Deben ser distantes: atendiendo a los seminaristas desde detrás del escritorio. Que pongan énfasis en lo meramente exterior y secundario. Que sean mentirosos, de tal manera que nadie les crea y se destruya la convivencia concorde. Que desarrollen en el Seminario un clima policial, de espionaje, de delación, de acepción de personas. Que sean avinagrados, de mal humor. Que se les deba rendir pleitesía. Que desconfíen de todos ya que la desconfianza por sistema hace desaparecen las relaciones filiales, fraternas y paternales, propias de un clima de familia. De manera especial, que no vivan la virtud de la eutrapelia, de tal manera que estén todos tensionados, con stress, como quien dice, trepándose las paredes. No alentar el canto y menos el canto con júbilo, o confundir los roles: en la Misa cantos folklóricos, de campamento, o profanos; y en el comedor, polifónicos o gregoriano. Hay una cierta gnosis musical, que ayuda a mezclar las cabezas.
En lo doctrinal: instalar la convicción de que está todo en crisis, que no hay certezas sobre nada, que todo es opinable, que sólo vale la búsqueda, pero siempre que no se encuentre nada, dedicar grandes panegíricos a las ideologías de moda, al último artículo de teología que apareció en la última revista de última. Si alguno cae en el pecado imperdonable de tener alguna certeza, sin más echarlo, porque es un soberbio. La Biblia que sea todo midrash y hay que desmitologizarla, o sea, nada de histórico ni de sobrenatural. Nada de metafísica, ni de estética. Sólo sentimientos y el kitsch, el mal gusto. Nada de Santo Tomás, aunque es más elegante nombrarlo un poco, dándoles a los jóvenes la impresión de que lo conocen. No hay nada más explosivo que las mezclas gnósticas que producen cabezas gnósticas.
En lo espiritual: trabajar para que no tengan «motor propio», en especial, no dándoles una auténtica espiritualidad sacerdotal, tan solo, a lo más, un barniz de espiritualidad laical. Nada de los clásicos de la espiritualidad, basta y sobra con algunos de los caracterizados best-seller sincretistas de moda. Que no haya recia disciplina, que cada uno elija la hora en que quiere levantarse, si participar o no de la Misa y demás actos de oración. Que los ejercicios espirituales sean compartidos entre todos, sin silencio y sin penitencia.
Borrada la espiritualidad sacerdotal, hay que atosigarlos con toda la problemática temporal, que es directa competencia de los laicos. Que desaparezca de sus vidas el horizonte de lo sobrenatural. Así dejaran de tener motivos válidos para una vocación de especial consagración. Para ello, también sirve mucho jugar con lo sagrado, ridiculizar, ironizar, hacer chistes con las cosas sagradas: Biblia, Tradición, Magisterio, Santos Padres, Doctores, Liturgia, los Santos, la virginidad consagrada… todo lo sagrado hay que hacerlo, dosificadamente, ocasión de burla. Cuando se logre que jueguen con lo sagrado, nada tendrán por sagrado y ni su vocación, ni sus personas, ni sus promesas serán sagradas. Hay que trabajar para que no pierdan el tiempo pensando en la eternidad, en las postrimerías, ya que, como toda verdadera vocación de especial consagración, constitutivamente está como entretejida con lo eterno, quitado éste, desaparece aquella.
Que no ayuden en concreto a los pobres, porque sino la opción preferencial por ellos deja de ser ideología y vivir en concreto la caridad con los más necesitados les dará un corazón sacerdotal compasivo con las necesidades del prójimo. Y por atender a sus pobres Dios te dará vocaciones y la perseverancia de las mismas.
De manera especial, hay que evitar por todos los medios que se les predique sobre la presencia verdadera, real y sustancial de Jesucristo en la Eucaristía, y particularmente, sobre el hecho de que la Eucaristía es sacrificio. Como el acto principal del sacerdote es el sacrificio5, quitándoseles el sacrificio pierde su razón de ser el querer ser sacerdotes (por eso en estos tiempos, la única gran religión monoteísta que tiene sacerdotes es el cristianismo – los católicos y los ortodoxos son los únicos que tienen sacerdocio válido–, mientras que los judíos y los musulmanes no tienen sacerdocio, porque no tienen sacrificio; los rabinos y los muecines sólo tienen oficio magisterial). Si no le tienen una gran devoción a la Eucaristía, no hay manera de que aprendan lo que es la caridad cristiana, ni el peso incalculable de la eternidad6, ni la audacia y generosidad requeridas para la aventura misionera del «Ite…».
Enseñarles una pastoral que maltrate a la gente, al pueblo sencillo y fiel, que les hagan sentir la autoridad, que desconfíen de todos diciéndose: «a mi nadie me va a engañar». Que no visiten a las familias de sus apostolados. Ni jueguen con los niños y jóvenes. Hay que borrar de sus jóvenes corazones todo pensamiento misionero. Si no quieren a nuestro pueblo, ¿cómo van a querer a otros que, para colmo, hablan otras lenguas?
Enseñarles a tener mucha familiaridad con las chicas, así suelen formarse matrimonios católicos, de los que tenemos más necesidad que de vocaciones consagradas.
Enseñarles que los laicos deben ocupar el lugar de los sacerdotes y que lo hacen con más solvencia. De tal manera que se mezclen los papeles7.
Que no sepan cocinar, que no laven su ropa, ni limpien sus habitaciones, que no sean peluqueros, ni mecánicos, ni electricistas, ni cuiden de la chacra, ni trabajen en la imprenta… Y mejor dejarlos los tres meses de vacaciones en su casa. Pero si te obligan a un mes de convivencia, que ésta sea aburrida, nada de trepar las altas cumbres y descender a abismos peligrosos, nada de descubrir nuevas picadas, nada de deportes terrestres, náuticos o aéreos como los hacen jóvenes de la misma edad… esas convivencias se convierten en una aburridera fenomenal y sólo será una combinación de mate, cigarrillos, lecturas del autor que esté de moda en el Seminario y faltas de caridad. Clima ideal para obstaculizar las vocaciones.
Y experimentar siempre, todas las cosas, aún las más evidentes. Total los seminaristas son como los cobayos. En el experimentar cosas nuevas, sobre todo si son utopías, muchos quedarán en el camino.
Querido Padre Elvio:
De manera que, para no tener vocaciones, no tienes que hacer caso a los documentos del Concilio Vaticano II que tratan especialmente sobre cómo se debe formar integralmente a los futuros sacerdotes 8. No tienes que hacer caso de los documentos papales de Juan Pablo II al respecto9.Para no tener vocaciones, tampoco tienes que hacer caso de los documentos de las Congregaciones Romanas, por ejemplo, a los documentos emitidos por la Congregación para la Educación Católica10. Tampoco debes tener en cuenta lo propuesto por los otros dicasterios de la Santa Sede11. Para no tener vocaciones, debes hacer caso omiso a las indicaciones de los documentos del C.E.L.A.M.12. Y no tienes que hacer caso de los documentos de la Conferencia Episcopal Argentina al respecto13.
Cuando hagas todo esto y tengas que cerrar tu seminario por quedarte sin seminaristas, mírate ufano en el espejo y ensaya varias veces en voz alta, para después repetirlo innumerables veces: «Los Seminarios Mayores son un invento del Concilio de Trento y están superados, ¡ya no sirven para nuestra época!».
(Que la Santísima Virgen te dé a entender, que tenés que hacer, exactamente, lo contrario).
NOTAS:
(1) Juan Pablo II, Homilía, 10 de mayo de 1981.
(2) San Juan de Ávila, Escritos sacerdotales, BAC, p. 209.
(3) Cf. Isaías 56, 10.
(4) L’Osservatore Romano, 19 de junio de 1988, p. 23.
(5) S. Th., 3, 22, 4: «…in sacrificio offerendo potissime sacerdotis consistit officium».
(6) Cfr. 2 Cor. 4, 17.
(7) No tener en cuenta, por ejemplo, de la Congregación para el clero, Consejo Pontificio para los laicos y otros Dicasterios, Instrucción sobre algunas cuestiones relativas a la colaboración de los fieles laicos en el ministerio de los sacerdotes, 15 de agosto de 1997.
(8) Decreto Presbyterorum Ordinis, sobre el ministerio y vida de los presbíteros (1965); Decreto Optatam totius, sobre la formación sacerdotal (1965).
(9) S.S. Juan Pablo II, exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis sobre la formación de los sacerdotes en la situación actual, del 25 de marzo de 1992; exhortación apostólica Vita consecrata sobre la vida consagrada y su misión en la Iglesia y en el mundo, del 25 de marzo de 1996; carta apostólica Los Caminos del Evangelio, a los religiosos y religiosas de América Latina con motivo del V Centenario de la Evangelización del Nuevo Mundo, del 29 de junio de 1990.
(10) Normas básicas de la formación sacerdotal (la «Ratio studiorum») (1970); La enseñanza de la filosofía en los Seminarios (1972); Orientaciones para la educación en el celibato sacerdotal (1974); La formación teológica de los futuros sacerdotes (1976); La enseñanza del derecho canónico para los aspirantes al sacerdocio (1977); Instrucción sobre La formación litúrgica en los Seminarios (1979); Carta Circular sobre algunos aspectos más urgentes de la formación espiritual en los Seminarios (1980); Orientaciones educativas sobre el amor humano (1983); La pastoral de la movilidad humana en la formación de los futuros sacerdotes (1986); Orientaciones para el estudio y la enseñanza de la Doctrina social de la Iglesia en la formación sacerdotal (1986); Orientaciones sobre la formación de los futuros sacerdotes para el uso de los instrumentos de la comunicación social (1986); Orientaciones para el estudio y la enseñanza de la Doctrina social de la Iglesia en la formación sacerdotal (1988); La Virgen María en la formación intelectual y espiritual (1989); Instrucción sobre El estudio de los Padres de la Iglesia en la formación sacerdotal (1989); Directrices sobre la preparación de los formadores en los seminarios (1994).
(11) Secretariado para la Unión de los Cristianos, El ecumenismo en la formación superior (1970); el más reciente promulgado en conjunto por la Congregación para la Educación Católica y el Pontificio Consejo para la Unidad de los cristianos; o el documento de la Congregación para la Doctrina de la fe, La vocación eclesial del Teólogo; el Documento conclusivo del II Congreso Internacional de obispos y otros responsables de las vocaciones eclesiásticas (1981) y Diez años después (Síntesis), (1992); Pottisimus institutionis, de la CIVCSVA (1990), Nuevas vocaciones para una nueva Europa (1998).
(12) III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano; Documento de Puebla en los nn. 659-776; IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Santo Domingo,Conclusiones, nn. 65-93.
(13) Normas para la formación sacerdotal en los Seminarios de la República Argentina (1984); La formación para el sacerdocio ministerial. Plan para los Seminarios de la República Argentina (1994)