QUODLIBETALES SOCIALES

Por Guilhem de Maiança

 

Capítulo 5º: ¿El apostolado seglar es una novedad del Vaticano II? (2ª parte)

Cardenal Pierre de Bérulle

Mª de la Encarnación Avrillot

¿El concilio de Trento aparta la mujer del apostolado seglar?

Gaston de Renty, por recomendación de San Juan Eudes o de su director espiritual, el oratoriano P. Condre, fue animado a establecer contacto con personalidades de una gran altura espiritual y a veces incluso a ejercer la dirección de almas como fue el caso de algunas religiosas de clausura. En 1641 Juan Eudes le presenta a la mística y seglar Maria des Vallées (1590-1656) con quien Renty entablará una relación de gran profundidad espiritual.

Gracias a su relación con los oratorianos, Renty entró en contacto con el Carmelo Descalzo. La reforma teresiana del Carmelo havia llegado a Francia en 1604, concretamente a París de la mano de la beata Maria de la Encarnación Avrillot (1566-1618), bautizada con el nombre de Bárbara.

Bárbara Avrillot estava casada con Pierre Acarie, a quien amó toda la vida, y era madre de seis hijos cuando movió cielo y tierra para traer a las carmelitas descalzas a Francia. Gracias a ella y a su círculo de amistades, fue posible la construcción y fundación del primer Carmelo Descalzo del país, el de la calle Saint Jacques de la capital del Sena. Madame Acarie, como era conocida, antes de estas fechas ya era famosa por su dedicación a los pobres y enfermos especialmente en los hospitales y por una rica vida interior que a la práctica la había retirado del cortesano mundo altoburgés al cual pertenecia por nacimiento. Su padre habia sido el canciller de Margarita de Navarra, la primera esposa del rey Enrique IV de Francia. Su madre era descendiente ni más ni menos que del líder parisino medieval Étienne Marcel.

La casa de Madame Acarie (nacida Avrillot) era frecuentada por San Vicente de Paul; por San Francisco de Sales –quien por seis meses fue director espiritual de nuestra protagonista-; o por el P. Pierre Coton (1564-1626), jesuita, discípulo de San Roberto Belarmino y condiscípulo de San Luis Gonzaga. Predicador implicado como San Francisco de Sales o Pierre de Bérulle en las misiones para el retorno de los calvinistas a la Fe católica, el P. Coton seria confesor del rey Enrique IV de Navarra-Francia, el mismo un protestante convertido. De hecho, Coton había sido introducido en la corte por un mariscal del ejército, una hija del cual había regresado al catolicismo gracias al jesuita.

La lectura en 1601 de L a vida de la madre Teresa de Jesús (1590), biografía de la santa reformadora del Carmelo escrita por Francisco de Ribera, uno de los confesores de la santa de Ávila, trastocó la vida de Madame Acarie. El libro le había sido facilitado por su amigo l' abbé de Brétigny, responsable de la traducción al francés. Unas apariciones místicas de Santa Teresa de Jesús, la convencieron de fundar el Carmelo descalzo en Francia. Después de recibir varios consejos de gente de su confianza espiritual, como el propio Bértigny, Pierre de Bérulle, San Francisco de Sales y los Marillac, reunidos junto a ella en 1602 en un célebre encuentro, todo se puso en marcha. Bérulle visitó España. En 1604 llegaban las carmelitas españolas que se unieron a diversas postulantes francesas, algunas del círculo de amistades de Madame Acarie, para iniciar la vida de comunidad del primer Carmelo Descalzo de Francia.

La esposa y madre de familia Bárbara Avrillot, de Acarie, no sólo fue la responsable de la fundación del Carmelo en el país galo y de su primera expansión, si no que intervino en la fundación de las Ursulinas en París y del Oratorio en Francia.

Viendo que algunas de las novicias tenían mayor propensión para la vida religiosa activa que para la contemplativa, llamó a París a Françoise de Bermond, quien habia fundado hacia 1592 cerca de Avignon una comunidad de muchachas dedicada a la enseñanza y al catecismo de las niñas. Necesitadas de una regla de vida y en plena expansión por Francia, las comunidades de Françoise de Bermond adoptaron la regla de las ursulinas de Santa Ángela de Merici. Es posible que el Padre Coton, quien conocía a Bermond y quien le había pedido que fundara las comunidades ursulinas de Marsella y Valence, fuera quien hablara de las estas religiosas a Madame Acarie. Llamada a París en 1607, Bermond se puso en contacto con ella y el grupo de postulantes mas inclinadas a la vida activa. De este modo se fundaba la comunidad de ursulinas de París, pudiendo hacer realidad con ellas la idea de que se dedicaran a la enseñanza.

Poco tiempo después, Bárbara Avrillot, de Acarie, aconsejaba a Pierre de Bérulle (1575-1629) renunciase a la demanda cortesana de ser tutor del Delfín de Francia, el futuro Luís XIII. Junto a San Francisco de Sales, animó a Bérulle a vencer sus dudas de fundar una sociedad de vida apostólica para la reforma del clero secular. Francisco de Sales le sugirió el modelo del Oratorio de Roma fundado por San Felipe Neri. El día de San Martín de 1611, Acarie junto a San Vicente de Paul, estaban presente en la Misa de instalación del Oratorio en Francia-París.

En 1613 murió Pierre Acarie. Viuda, Bárbara pidió entonces entrar en la orden como religiosa lega del carmelo descalzo más pobre de los hasta ese momento fundados, el de Amiens, adoptando el nombre de Marie de la Incarnation. Acarie moriría en 1618. Sus tres hijas habían ya profesado como carmelitas descalzas. En el momento de su muerte, la orden disponía ya en Francia de catorce casas (París, Amiens, Pontoise, Dijon, Beauce…).

¿Antes del Vaticano II la Iglesia consideraba la separación del mundo y el sacerdocio ordenado como un estado superior de perfección para el creyente?

El miembro de la Compañía del Santísimo Sacramento, Jean de Bérnieres (1602-1659) fue, como hemos dicho, consejero espiritual de seglares y religiosos y religiosas en Caën. Tambien hemos mencionado como su encuentro con Catalina de Bar (1614-1698) seria decisivo para la fundación, por esta última, en París, de las Benedictinas Adoratrices del Santísimo Sacramento.

Por su parte, Gaspar de Renty seria director espiritual de la priora del Carmelo Descalzo de Beaune y entablaria desde setiembre de 1644 una amistad espiritual de enorme calado con la Venerable Margarita del Santísimo Sagramento Parigot (1619-1648), del mismo Carmelo descalzo de Beaune en Borgoña. Con ella compartirá una enorme devoción hacia el Niño Jesús. Frutos de sus conversaciones mútuas, Renty formulará una de las mejores definiciones sobre la infancia espiritual: «l'esprit d'enfance est un état où il faut vivre au jour le jour, dans une parfaite mort à soi-même, en total abandon à la volonté du Père».

Renty enviaria a la carmelita Margarita Parigot una imagen del Niño Jesús de madera “El Pequeño Rey de la gloria” como regalo de Navidad. Una imagen articulada que podia ser vestida. Para venerarlo Sor Margarita obtendrá de sus superiores el permiso para contruir una pequeña capilla aneja a la iglesia del monasterio. Sera el origen del santuario del Niño Jesús de Beaune y sus peregrinaciones nacionales. Toda esta corriente marcará profundamente la espiritualidad del Carmelo francés y a la futura Santa Teresa de Lisieux, de l'Enfant Jesús.

Pasará lo mismo con la espiritualidad de Renty, vinculado al Oratorio de Francia, a la Compañía del Santísimo Sacramento y al Carmelo Descalzo. Tal como ha descrito los historiadores de la espiritualidad de la época, Bérulle, como Santa Teresa de Jesús, se siente atraído por el misterio de la Santa Infancia de Jesús, por la humildad de un Dios encarnado en la precariedad de un niño indefenso, sencillo e inocente. A l abandonarse filialmente a las manos de Dios, al hacerse ofrenda uno mismo con docilidad, como un niño, se suma la espiritualidad del s'effacer típica del Oratorio francés y de la Compañía del Santísimo Sacramento, al otro extremo de la efectismo del barroco palaciego de la época.

La Compañía , promovida por el Oratorio y de la cual Renty forma parte, invitaba a sus miembros a vivir l' effacement total de la personalidad delante de la Persona divina, a que no restase nada de si mismo, a la manera de la Hostia consagrada, donde el pan es sólo la apariencia visible, el revestimiento exterior.

La contemplación del M isterio de la Encarnación , la devoción a la Eucaristía y a la Santa Infancia marcarán el carácter de esta sociedad a la que llaman “secreta”, a quien habría que calificar mejor con el adjetivo de “discreta”, que animaba a sus miembros a la vida de oración y piedad, a la recta conducta, a la caridad activa y al compromiso misionero. Una “discreción” basada en la espiritualidad de la caridad silenciosa de Dios escondido en Jesucristo. Actuar pero sin ser vistos para “liberar a las obras de los peligros del amor propio”. Se trataba pues de un instrumento de santificación para sus miembros, a los cuales se animaba a llevar a cabo, con discreción, actos de Caridad; de esforzarse “en construir Jerusalén en medio de Babilonia”. La oración por las necesidades mutuas de sus miembros, vivos o difuntos, y una activa corrección fraterna completaban la vida de una Compañía formada esencialmente por y para seglares. Aunque en años posteriores hubieran desviaciones semiquietistas como los que se atribuyen a la célebre discípula de un dirigido de Bernières, la seglar Jeanne Marie Bouvier de la Motte Guyon (1648-1717) o al discípulo de esta, Fénelon ( François de Salignac de la Mothe , 1651-1715), sería injusto reducir unilateralmente esta invitación a la vida devota de los seglares, en el sentido salesiano de la palabram a un apartarse del compromiso o un cerrarse al mundo. L a Compañía del Santísimo Sacramento se propuso reformar el conjunto de la sociedad desde dentro, pues sus miembros continuaban en el mundo, contrariamente al jansenismo de Port-Royal que predicaba el desprecio y la separación del mundo.

Uno de los confesores que tuvo Renty fue autor de su primera biografía. En las primeras líneas el autor afirma que habia escrito el libro “ayant résolu de le proposer à toutes les personnes mariées qui sont dans l'Église, comme un patron parfait et achevé de toutes les vertus nécessaires à l'état de mariage, il l'y a appelé, dont il disait avec certitude qu'il n'en pouvait point douter.”

El mismo Renty consideraba que toutes les conditions de vie sont des lieux de salut, et peuvent faire brûler les âmes d'un véritable amour de Dieu . Y en una carta de 16 junio de 1642 escribía: Puesto que somos bautizados, nos revestimos de Jesucristo, y los lugares, y los votos nada aumentan a la perfección cristiana, aunque sean medios para adquirirla con mayor facilidad. Creo que sería un error muy grande hacer que una persona cambiara su estado y condición para hacerle encontrar la perfección; como si Nuestro Señor no hubiera santificado todos los estados, no se valiera de todos y no comunicara su Espíritu a toda su Iglesia.

¿ La vida devota nacida de la escuela de San Francisco de Sales recluye al creyente en un mundo interior que soluciona el debate sobre quien ejerce la autoridad política con la solución del absolutismo o la dictadura?

B. Alain de Solminhac

Compañías del Santísimo Sacramento se fundaron por toda Francia (unas 50) a imagen y semblanza de la de París, hermanadas todas ellas a la de la capital que actuaba de referente. Formaron parte de ella aristócratas; profesionales liberales; maestros artesanos; sacerdotes; fundadores como San Vicente de Paül o Jean Jacques Olier (de los sulpicianos), a veces después de verdaderas conversiones desde una vida disoluta; o obispos como el beato Alain de Solminhac (1593-1659), “el Carlos Borromeo” de la diocesi de Cahors donde publicó el catecismo en occitano y mandó que se predicara en él pues el pueblo sencillo no entendía otra lengua. Interclasista, en el interior de la Compañía estaba prohibido todo privilegio vinculado al estamento, del mismo modo que se practicaba en las Congregaciones de los Dolores tan extendidas en Cataluña.

La Compañía del Santísimo Sacramento fue en Francia lo que las Escuelas de Cristo en España –vinculadas a los oratorianos españoles de San Felipe Neri- o, como hemos dicho, a las Congregaciones de la Virgen de los Dolores en Cataluña –vinculadas al núcleo de sacerdotes más estrechamente relacionados con los oratorianos de San Felipe Neri de Barcelona. Sociedades de vida apostólica, u na adaptación para el pueblo de los oratorios de San Felipe o del Padre Bérulle.

Se calcula que a finales del siglo XVIIII había unas cuatrocientas Escuelas de Cristo diseminadas especialmente por el mundo hispánico. La primera en España había nacido en Madrid en 1653. Como en el caso francés, un elemento muy característico de la Escuela de Cristo, según sus Constituciones , era que no podían celebrar fiesta alguna exterior porque esta Escuela es más interior y retirada, y su principal Instituto los ejercicios de mortificación y penitencia. Y en tantas como se hacen fuera de ella, se podrán aprovechar los devotos . Esta particularidad, unida a la recomendación a los hermanos de no referir a los que no son de la Escuela los ejercicios y cosas particulares de ella , hizo que las Escuelas de Cristo fueran poco conocidas entre la población e incluso, en determinados momentos, estuvieran bajo sospecha.

Las acusaciones de los que no querían entender el verdadero significado de la discreción o “secretismo” de estas sociedades, que prefiguraban el de la masoneria –aunque los objetivos eran diametralmente distintos, pusieron en la picota a estas asociaciones y el mundo dévot que participaba de ellas. Molière incluso los ridiculizó en su Tartufo.

Cuando murió Pierre de Bérulle en 1629, el Oratorio tuvo que elegir rápidamente superior general, con el fin de evitar que los recelos de Richelieu hacia estas sociedades de vida apostólica acabaran en la supresión del propio Oratorio. El famoso primer ministro de Luis XIII temía las relaciones entre este movimiento de reforma religiosa y el llamado en Francia parti des dévots , opuesto este partido a una política sistemáticamente hostil y de tensión del país galo con el resto de potencias católicas de Europa (concretamente la de los Habsburgo). Para Richelieu, Bérulle era uno de los referentes de este partido y por ello recelaba de él.

Mazarino, sucesor de Richelieu (+1642) como ministro principal de Luís XIII y del primer Luis XIV, intentará suprimir no los Oratorios pero sí la Compañía del Santísimo Sacramento –acusada de sociedad secreta-, extendida ya entonces por toda Francia. Para Mazarino era una “cábala” de dévots . Pero aquí dévot pasa a tener un significado que va mas allá de la práctica de la piedad, significa la existencia de una sensibilidad no antimonárquica en el orden social, pero contraria a la progresiva concentración del poder en manos del rey (el origen del absolutismo monárquico moderno, un proceso acelerado por Richelieu-Mazarino-Colbert que crece en detrimento del contrapoder de parlamentos y fueros regionales).

Los dévots fueron acusados de: (1) antiregalistas en la guerra civil francesa de la Fronda (1648-1653) que enfrontó las dos concepciones políticas (Equilibrio de poderes con contrapesos versus Absolutismo); (2) de estar infeudados o ser partidarios del rey de España, pues dicho conflicto tuvo lugar en plena fase antiespañola de la Guerra de los Treinta; (3) de “ultra” católicos; (4) de ser un Estado dentro del Estado; y (5) de tomar iniciativas sin dar cuenta al Rey. Muerta la reina madre Ana de Austria (+1666), una de las principales valedoras, seria Luis XIV quien suprimiría de un plumazo en 1666 la Compañía del Santísimo Sacramento.

Quedaban tocados los diques de contención al avance de una potencial Iglesia Nacional, una tentación para todo gobernante absolutista que desea hacer y deshacer también en el ámbito eclesial. En 1682 llegarían la famosa Declaration des Quatre articles gallicans de Jacques-Bénigne Bossuet (1627-1704), el mas ilustre representante del galicanismo del siglo XVII, documento avalado por la asamblea de obispos de Luis XIV de Francia. Un galicanismo que obtendría el favor, no solo de los eclesiásticos que no querían incomodar a la Corona , si no también a los que sí la querían importunar en materia religiosa: los jansenistas.

Los dos opuestos convergerían en eclesiología por su desapego a la Sede Apostólica , al Papa. Los dos opuestos (absolutismo y jansenismo) convergerían también en su desapego a escuchar, dar voz y dar participación activa en el Gobierno de las cosas de todos, al Pueblo, tratándolo de minusválido social. Las intuiciones de la democracia medieval cristiana se marchitaban. Las ideas tenían e iban a tener sus consecuencias. El peligro de la concentración del poder aumentaba. Se debilitaban los diques contenedores del avance, en el orden político-social, de los mesianismos dictatoriales o de las oligarquías del elitismo intelectual. Amordazado el pensamiento social cristiano tradicional y el asociacionismo seglar católico dévot que lo vivía y promovía, pudo el absolutismo de los monarcas católicos europeos deshacerse de este gran dique de contención para su avance.


Capítulo 4º: ¿El apostolado seglar es una novedad del Vaticano II? (1ª parte) (25/11/2010)

La pregunta explicitada de otra manera es esta: ¿acaso la contrarreforma tridentina no contempló el papel de apóstoles de los laicos, pues se trata de una novedad del Concilio Vaticano II prefigurada por la aparición de la Acción Católica contemporánea a finales del siglo XIX? Voy a tratar de responder desmenuzando la historia.

Gaston de Renty (Le Bény-Bocage, Normadía 1611- París 1649), nació en el seno de una familia de la pequeña nobleza normada. Como miembro de este estamento, siguió la carrera militar llegando incluso a participar en algunas batallas de la Guerra de los Treinta Años.

La lectura de la Imitación de Jesucristo , el Kempis, se cruzó en su juventud provocando el alejamiento de una más que previsible trayectoria de ascenso y honor al servicio de la Corona du Roi le Trés-Chrétien (los reyes de Francia). Decido a entrar en la cartuja, su padre tuvo que organizar un rescate forzado para reintegrarlo a los dominios familiares pues era éste su único hijo y por tanto heredero. Renty, joven muy dotado intelectualmente y amante de las Matemáticas, retirado a sus feudos, se resignó y comenzó a seguir una vida rural puntualmente interrumpida por episodios como el de su participación en 1630, como noble, en la asamblea triestamental de su región, el Parlamento de Normandía.

Esposo enamorado de su esposa, Isabel de Balzac, y padre de cinco hijos, hombre piadoso y señor pacífico de sus vasallos, con planos elaborados por el mismo y con sus propias manos y sudores, al lado y como uno más de sus parroquianos, restauró la iglesia de Bény (diócesis de Bayeux), su población natal.

Tres años antes de su matrimonio, en 1631 había conocido en la capital bajo-normanda de Caën a San Juan Eudes. Los dos coincidieron cuidando los enfermos de la peste allí desatada. De este encuentro nacería una profunda amistad. Renty se convertiría, a partir de entonces, en uno de sus más estrechos colaboradores. San Juan Eudes, un oratoriano salido de la escuela de De Bérulle, encontraría en Renty apoyo constante, también económico, fuera en la organización de sus célebres misiones en Normandía y otros territorios del Norte de Francia, como en la fundación en Caën, de la congregación de los Padres del Corazón de María o Euditas. Comprometidos en la labor de reevangelización de unos territorios golpeados por las guerras de religión y sacudidos por la aparición del calvinismo, Eudes y Renty se convertirían en nuevos apóstoles para unas tierras que dos siglos después verían nacer a Santa Teresa de Lisieux.

La muerte de su padre, en 1638, en un episodio de combate de la Guerra de los Treinta Años, supuso un duro golpe para el aún joven Renty. Al año siguiente, gracias a participar en una misión organizada por los oratorianos de De Bérulle, conoció al P. Charles de Condren –sucesor de Pierre de Bérulle en el Oratorio de París-, quien se convertiría en su director espiritual. A partir de esta relación, que supuso una segunda conversión, la vida de Renty se transformaría aún más. Comunión casi diaria; confesión cada jueves; vida de oración y de ascesis; austeridad y alejamiento de toda vanidad; dedicación por entero a los pobres y enfermos –llegaría a aprender nociones de Farmacia y Cirugía para poder realizar algunas operaciones-…

Su segundo director espiritual y biógrafo, el jesuita P. Saint-Jure escribirá mas tarde de él : “Il prit à cœur l'exercice de l'oraison et disait pour cela tous les jours le grand office, se levant même la nuit pour réciter matines, et après il faisait une heure de méditation: de sorte qu'il demeurait toutes les nuits en prière deux ou trois heures, même dans la plus grande rigueur de l'hiver... Il allait un jour la semaine visiter et instruire les pauvres malades de l'Hôtel-Dieu, et un autre jour ceux de sa paroisse, il en donnait un autre aux prisonniers, et en d'autres il se trouvait à des assemblées de piété .”

En 1639 Renty en la Compagnie du Saint Sacrement , la Compañía del Santísimo Sacramento, una asociación seglar influenciada por los oratorianos de Bérulle y fundada en ces milieux en Paris entre 1627 y 1629, por un seglar, el Duque de Ventadour y Par de Francia, Henri de Levis (1596-1651) . Su objetivo: “hacer todo el bien posible y alejar todo el mal posible”, de “aplicarse en la necesidad del prójimo en toda la extensión de la caridad”.

BuchHeinrich.JPGRenty encontraría allí a San Vicente de Paúl y empezaría a colaborar en sus iniciativas. Junta a él y otros compañeros de la Compagnie , encontramos a Renty en la fundación y organización de varios hospitales y centros de beneficencia. Hombre de gran celo, Renty colaborador de la fundación y organización de varios seminarios, en el redención de cautivos de los piratas del Mediterráneo, en la organización de asociaciones de ayuda mutua de obreros zapateros… En 1656 gracias a la presión de los miembros de la Compagnie , Mazarino crearía el Hospital General de París, el famoso Hôpital Général pour le Renfermement des Pauvres de Paris , mas conocido por todos como la Pitié-Salpêtrière.

La cofradía de zapateros fue obra de Gaston de Renty y del zapatero luxemburgués Heinrich Michael Buch (1590-1666 ), conocido como der gute Heinrich , el bueno de Enrique, por su vida de oración y actos de piedad, instrucción, consejo y caridad con los jóvenes, pobres, necesitados y enfermos. Buch conoció a Renty en 1635 cuando este último hacia catequesis y apostolado en París. Los dos, para hacer vivir cristianamente en el trabajo a otras personas, decidieron fundar el 2 de febrero de 1645 una congregación laica para zapateros, la confrarie des Frères Cordonniers de Saint-Crépin, gremio, sociedad de ayuda mutua y de caridad. Tomaron como modelos a los santos patronos del oficio, Crispín y Crispiniano de Soissons. En 1647 un grupo de sastres pidieron a Buch crear un cofradía similar pero para los de su oficio adoptando las mismas reglas y costumbres (Misa y actos de oración conjunta y diaria, trabajar honradamente, visitas a enfermos y prisioneros, obras de caridad, algunos días de retiro espiritual…). Cofradías como estas se extendieron por Soissons, Lyon, Tolosa, Roma hasta la Revolución francesa cuando fueron prohibidas.

Volviendo a Gaston de Renty, el normando se convertiría en uno de los grandes motores, animadores y propagadores de la Compañía , asociación que lleva el apelativo “compañía”, el mismo que el usado para las sociedades mercantiles para el comercio con las Indias. Testimonio léxico de una sociedad civil en acción diferenciada de lo público. Algo intrínsicamente católico y europeo. En 1640, nuestro normando protagonista se convierte en superior de esta asociación de laicos para el apostolado y la caridad.

En 1642, Renty funda la Compagnie en Can. A esta, entre otros, se sumarán el dominico Hyacinthe Chalvet; el mismo San Juan Eudes; los obispos de Bayeux y de Liseux o el místico Jean de Bernières (1602-1659) , noble de alta cuna que pasará voluntariamente sus últimos años de vida en una simple habitación, comiendo en una vajilla de barro y subsistiendo con pan negro.

Jeán de Bernières, un seglar terciario franciscano de Caën, contribuirá en primera línea a la fundación de varios conventos, hospitales y seminarios y a la organización de misiones interiores y exteriores. Como dicen las crónicas «  Il porte sur son dos les indigents qui ne peuvent pas marcher jusqu'à l'hospice » (lleva a cuestas a los indigentes que no pueden llegar hasta el hospicio ). Consejero espiritual de seglares y religiosos y religiosas, su encuentro con Catalina de Bar (1614-1698) será decisivo para la fundación, por esta última, en París, de las Benedictinas Adoratrices del Santísimo Sacramento.

Jean de Bernières con un grupo de amigos abre l'Ermitage de Caën, un oratorio donde acoger a aquellos que quisieran juntarse para vivir una vida de oración y caridad. Místico y seglar, Bernières atrae multitud de gentes que se abandonan a su consejo, convirtiéndose en director de almas de personas de todas las clases sociales, de laicos a sacerdotes, incluso monjas y superiores de monasterios. Formará durante cuatro años al futuro primer obispo de Québec, el beato Monseñor Laval. Llamado, como conferenciante incluso en los monasterios, preparará a decenas de ursulinas en el locutorio del convento de la orden en Caën. Gracias a ello se asociará al proyecto de dos misioneras que partirán en 1639 hacia el Québec, la beata ursulina María de la Encarnación Guyart (1599-1672) y Madame Marie-Madeleine de la Peltrie (1603-1671), fundadoras de las Ursulinas de Québec (1639), el colegio-institución educativa femenina más antigua de Norte América.

Gaston de Renty, amigo de Jean de Bernières y como él miembro de la Compañía del Santísimo Sacramento, también se implicará en la evangelización del Quebec de modo que su biógrafo, Raymond Triboulet (1906-2006), héroe de la resistencia francesa contra los nazis en Normandía, considera que debe considerársele como uno de los padres fundadores del Canadá francés.

Los seglares de la Compañía del Santísimo Sacramento, pues, no solo colaboraron en la organización de misiones internas, de seminarios o de obras sociales, sino también en la evangelización de la Nueva Francia (Canadá, Québec). Concretamente se implicaron en la Societé de Nôtre-Dame de Montreal pour la conversion des sauvages de la Nouvelle-France (1641), fundada por el P. Jean Jacques Olier, y los seglares venerable Jérôme Le Royer de la Dauversière y el barón Pierre de Fancamp. Dicha sociedad tenia por misión dar apoyo a toda iniciativa destinada a la evangelización de los indios indígenas (iroqueses, hurones…) y mantener la Fe entre los nuevos colonos pobladores de origen galo. En aquel 1641, la Societé construiría un fuerte para poder albergar una villa donde instruir y cristianizar a indígenas y colonos, origen de la actual Montréal quien toma su nombre de la citada Societé .

Dicho Jérôme Le Royer de La Dauversière (1597-1659) , casado con Jeane de Baugé, cofundador de la citada Societé de Nôtre-Dame de Montreal, fue también fundador de un instituto de religiosas. Miembro de las Congregaciones Marianas de los jesuitas, la Congregation de la Sainte-Vierge , De la Dauversière , tuvo cinco hijos, dos de los cuales serian sacerdotes y dos, religiosas. En 1630, después de consagrarse él, su esposa e hijos a la Sagrada Familia , fundó una cofradía de jóvenes hospitalarias en La Fléche al servicio de los enfermos pobres, que se convertiría poco después en la congregación de religiosas, las Hijas de San José (1636). Mas tarde, De la Dauversière se trasladaría a Nueva Francia (Canadá francés) para fundar una misión para la conversión de los indígenas, con escuelas (para niños y niñas) y hospital. La misión recibirá el apoyo de los jesuitas. En 1659 tres de sus hospitalarias de San José se embarcan en La Rochelle camino de Montreal para hacerse cargo de su hospital.


Capítulo 3 º: Sobre la relación Iglesia-Absolutismo. Los jesuitas franceses ¿constructores del absolutismo sagrado? (30/09/2010)

1-Si al jansenismo se le imputa el desmantelamiento conceptual del absolutismo sagrado, ¿fueron sus enemigos más acérrimos, los jesuitas, los constructores conceptuales del absolutismo monárquico sagrado?

La tesis

Dale K. Van Kley profesor de historia del Calvin College de Michigan (EE.UU.) publicó en 1996 un impactante, dilatado y sugerente estudio The Religious origins of the French Revolution: From Calvin to the Civil Constitution, 1560-1791 . (Yale University). Su tesis se basa en afirmar que las raíces ideológicas que desmantelaron conceptualmente el absolutismo monárquico sagrado de los Borbones franceses hunden sus raíces en el jansenismo francés.

La tesis uniría el pensamiento político de los Hugonotes o calvinistas franceses –congregacionalistas y anticentralistas- con la teoría política que tendría el que seria su cripto-heredero en el interior del campo católico: el jansenismo. La continuidad y semejanzas entre Hugonotes y Jansenismo, no solo afectaría entonces a lo dogmático (la Teología de la Salvación y de la Gracia), moral (rigorismo) y eclesiológico (anticentralismo pastoral, antipapismo) sino también al pensamiento político (anticentralismo político).

La tesis es sugerente pues uniría el antiabsolutismo y el nacimiento de una cultura política liberal con lo más parecido a la Reforma en el interior mismo de un país católico como Francia. Esta filiación también ha sido utilizada para el campo económico, no aquí en Dale Van Kley. Copiando y pegando la tesis de Max Weber sobre los orígenes protestantes del capitalismo, también ha habido quien ha vinculado jansenismo y para-jansenismo con la aparición de la burguesía capitalista en los países católicos. Era una de las tesis del profesor vilmente asesinado Ernest Lluch (1937-2000) para explicar el temprano despertar económico de Cataluña con respecto al del resto del país.

Todas estas filiaciones tienen un presupuesto o axioma previo y común: del catolicismo no puede venir otra cosa que el absolutismo –el enemigo de la libertad- y el atraso económico.

Como es suficientemente conocido los jansenistas eran enemigos acérrimos de los jesuitas. Para los primeros, la Compañía de Jesús, la Orden de San Ignacio de Loyola, era un ejército de profesores y tratadistas que rebatían la doctrina jansenista sobre la Gracia y la minimización del papel de las buenas obras para la Salvación (la famosa controversia con el molinismo jesuítico); que servían y obedecían al Papa antes que a los Príncipes; y que difundían una moral laxa (eren acusados de no culpabilizar suficientemente a sus penitentes) y una piedad bobalicona centrada en las peregrinaciones y la devoción a las reliquias y los santos, y mas tarde a los Sagrados Corazones de Jesús y María. Una milicia de sacerdotes que engatusaban al pueblo llano en las misiones populares o a los estudiantes en los colegios y facultades.

Si al jansenismo se le imputa el desmantelamiento conceptual del absolutismo sagrado, ¿fueron sus enemigos más acérrimos, los jesuitas, los constructores conceptuales del absolutismo monárquico sagrado?

2-¿Durante los orígenes, expansión y culminación del siglo del absolutismo, la influencia del catolicismo romano fue incontestada e incontestable en la Francia católica?

File:Cornelius Jansen by Evêque d'Ypres (1585-1638).png

Cornelius Jansen

El jansenismo es una vivencia espiritual heterodoxa experimentada por seglares, sacerdotes y religiosos católicos en el seno del catolicismo mismo y que, por lo general, no cristalizó nunca en un cisma externo. Pese a ello su influencia fue notable en la manera en como vivir y entender el catolicismo provocando la existencia de un sentir eclesial que pretendía ser hegemónico y sobreponerse a sus contrarios, a los que en Francia se llamarían dévots (devoto) o ortodoxo.

Jean du Vergier de Hauranne (1581–1643), conocido como l' abbé de Saint-Cyran, introduce en Francia las doctrinas de su amigo y antiguo compañero de estudios en la Universidad de Lovaina el neerlandés Cornelius Jansen (1585-1638). Jansen, obispo de Yprés (Bélgica), era discípulo de Jacques Janson en Lovaina, seguidor a su vez de quien había sido también profesor de la misma universidad, Michel de Bay (Bayus) (1513-1589).

Bayus, influido por el calvinismo, había extraído conclusiones sobre la doctrina de la justificación y la Gracia que habían sido contestadas como contrarias al Magisterio de la Iglesia por San Pío V en 1567. Bayus acabó retractándose.

El abbé de Saint Cyran, convierte el monasterio de Port-Royal, de donde fue director espiritual desde 1635, en centro difusor de las doctrinas jansenistas en Francia. Muerto su antiguo amigo Bérulle –del parti dévot -, Saint Cyran se convierte de forma paralela en referente de un amplio sector del partido anticentralista que desde el Parlamento de París se opone a la política proto-absolutista de Richelieu que pretende acrecentar el poder de la monarquía en detrimento de los catorce parlamentos regionales de la nación gala.

Saint Cyran encarcelado por Richelieu de 1638 a 1643 se convierte en un símbolo de religioso perseguido. Poco a poco causa jansenista y causa parlamentarista (en el sentido no actual del término, sino en cámara triestamental) se van uniendo.

Muerto Saint Cyran, el doctor de la Sorbona Antoine Arnauld (+1694) se convierte en nuevo referente para un jansenismo cada vez más presente sobretodo entre las cada vez más amplias clases altas y medias burguesas urbanas del país. Arnauld defiende la obra de Cornelius Jansen - compendiada en su tratado Augustinus (1640)- y ataca a los jesuitas por defender la Comunión frecuente y una Teología moral laxista. Roma contesta y promulga dos bulas (1642 y 1653) donde se perfilan los puntos del jansenismo contrarios al Magisterio.

Temeroso que las causas del jansenismo y del Parlamento de París se unan y alimenten para atar en corto a la Monarquía, Luís XIV obliga al clero francés en 1661 a firmar un formulario antijansenista que recoge los argumentos papales. El Monarca utiliza la coerción para atacar un tema que necesitaba ser abordado con devoción, humildad, predicación y firmeza de convicción. En vez de atajar el problema, lo complica. Tampoco no se puede olvidar que toda una Guerra Civil, la Fronda (1648-1653), por poco hace caer al joven rey delante de una nobleza y parlamentos regionales levantiscos y orgullosos de sus libertades acabando con un incipiente absolutismo. Revuelta que, en versión inglesa, gana allí sí la nobleza. Carlos I de Inglaterra deja la cabeza en ello en 1649 en un cadalso montado en el castillo del Windsor.

El P. Pasquier Quesnel (1634-1719), muerto su maestro Arnauld, se convierte en nuevo referente doctrinal del jansenismo francés para el siglo que empieza, el XVIII. Roma analiza mediante una bula los contendidos contrarios al Magisterio que contiene sus Réflexions morales sur le Nouveau Testament (1708).

File:Abbey of Port-Royal, General View by Louise-Magdeleine Horthemels c. 1710.jpg

Monasterio cisterciense femenino de Port-Royal des Champs

La controversia teológica pone en el mismo bando a Roma y Luís XIV, temerosos, respectivamente, que el jansenismo se convierta en un para-protestantismo-calvinista y en un movimiento legitimador del anticentralismo político favorable a las tesis de los parlamentos regionales que no quieren perder competencias y facultades. Luís XIV hace demoler Port-Royal (1710) y promulgar (1714) en Francia la bula antijansenista Unigenitus que refuta las tesis de Quesnel. Nuevamente se actúa torpemente por parte de la Corona.

La controversia se politiza. Para los jansenistas, los jesuitas y obispos partidarios son siervos agazapados a las faldas de un Luís XIV protector que los utiliza para legitimarse. Pese a ello, en 1717 una treintena de obispos –incluido el cardenal de París- y cerca de 3.000 eclesiásticos se manifiestan por escrito contra la bula Unigenitus . Serán llamados los appelants (recurrentes).

Aunque la controversia política (centralismo vs. parlamentarismo regional) se mezcla con la religiosa (antijansenismo vs. jansenismo) los debates no son idénticos aunque muchos lo vivan así. Finalmente muchos appelants se retractan gracias a la labor pedagógica de muchos prelados, profesores y predicadores. Finalmente incluso el cardenal de París de 1695 a 1729 Louis-Antoine Noailles se retracta. Pese a ello, la politización del jansenismo por parte del Parlamento de París y del antijansenismo por parte de la Monarquía no cesa.

El cardenal André-Hercule Fleury, nuevo primer ministro de Luís XV, promulga la bula Unigenitus como ley de Estado en 1730. La medida torpe y obtusa insulta la inteligencia incluso de sus contemporáneos. Una controversia religiosa y por tanto de Fe es abordada con instrumentos equivocados, convencidos que mediante una simple norma jurídica se convencerá a toda una vivencia espiritual, el jansenismo.

Vana ilusión, su fuerza se mantiene viva especialmente entre un sector de la noblesse de robe , burguesía y profesionales liberales urbanos de una creciente clase media francesa y de los eclesiásticos vinculados a ellos por lazos familiares o de amistad. Muchos de dichos letrados son diputados o asesores de los parlamentos regionales. Coinciden frecuentemente el Jansenismo con los magistrados (familias enteras) relacionados activamente con dicho mundo parlamentario, judicial y de finanzas públicas regionales.

La torpe actuación monárquica hace que dichos ambientes se sientan mártires de una doble persecución religiosa y política. Se sienten atacados en la conciencia y hostigados en lo político por un absolutismo monárquico y una corte versallesca cada vez más malgastadora y frívola que les va quitando espacio vital. Tradicionalismo parlamentarista resistente y puritanismo religioso se combinan en la Francia del siglo XVIII.

El jansenismo en Francia tendrá su propio medio de comunicación periódico, el semanario Les Nouvelles ecclésiastiques (1728-1803), fundado y dirigido por el sacerdote católico jansenista Alexis Désessarts. Anónimo, se reparte clandestinamente por el país con una tirada que llega a los 6.000 ejemplares. El semanario trata temas doctrinales, sostiene y apoya a los jansenistas y appelants atacados por el poder real o por algunos obispos y fustiga por todos los medios a jesuitas y sus partidarios, obispos incluidos. A si mismo, participa de la sensibilidad espiritual del jansenismo, un elitismo religioso clasista en la mayoría de los casos, y se mofará de buena parte de la piedad popular católica, en especial del la devoción al Sagrado Corazón, impulsada con especial implicación por parte de sus contradictores, los jesuitas. El abbé Mouton, director de la publicación Les Nouvelles ecclésiastiques al irrumpir la Revolución, dará apoyó incondicional a la Constitución civil del Clero, cuyo objetivo era reorganizar en profundidad la Iglesia de Francia, transformando a los sacerdotes católicos parroquiales en una especie de funcionarios públicos eclesiásticos.  

3-¿Tiranicidas o constructores del absolutismo sagrado?

La Compañía de Jesús fue suprimida en Francia en 1764 por un edicto firmado por Luís XV. El Parlamento de París se abonó todo lo que pudo hasta conseguirlo. Uno de los ideólogos y activistas de dicha supresión fue Louis Adrien Le Paige (1712-1802), a la vez reanimador del jansenismo de mitad siglo XVIII y teórico de los derechos de los parlamentos regionales (el de París en su caso) frente a una Monarquía que no paraba de producir ordenamiento jurídico, puenteándolos a base, entre otros medios, de los famosos lits de justice de Luís XV. Así se forjó el absolutismo o Ejecutivo productor de normas y sin contrapoderes.

Es curioso destacar que, contra los jesuitas y a favor de su disolución, se unieron a los jansenistas Madame de Pompadour, quien no conseguía de sus jesuitas confesores la absolución de sus pecados por su vida reiterada de amancebamiento con Luís XV. Todo ello cuando los mismos jansenistas acusaban a los jesuitas de laxismo moral en el campo de la Teología moral.

También, un amigo de la Pompadour, el duque de Choiseul, secretario de Estado de Luís XV, un hombre laicista que vio la jugada de contentar y reconciliar a la Corona con el Parlamento de París con un regalo que permitiría restaurar los viejos lazos rotos, la disolución de la Compañía de Jesús. Un caramelo que no suponía para el Gobierno de su Majestad un gran coste ni económico ni jurisdiccional. Al contrario se sacaba del medio a un ejercito de religiosos que tenían la impertinente costumbre de enseñar en sus colegios la doctrina del tiranicidio (expresa tan nítidamente por el español Juan de Mariana entre otros). Y todo ello no era pura teoría en el mundo de las ideas.

El 5 de febrero de 1757 un perturbado Robert François Damiens estuvo a punto de matar a Luís XV de una cuchillada si los fríos invernales de Versalles no hubieran obligado al monarca a ir con un ropaje de gran espesor. Damiens era un criado perturbado, de un consejero del Parlamento de París, que se obsesionó al oír hablar siempre tan mal del rey. Expulsado de joven, por mal comportamiento, de un colegio de los jesuitas, Damiens sólo escuchaba las recriminaciones que se vertían contra el Monarca provenientes, por su proximidad física con este medio, del Parlamento de París. Pese a ello se desempolvaron viejos recuerdos y la acusación que la Compañía de Jesús enseñaba el tiranicidio.

Damiens seria descuartizado vivo con el mismo suplicio previo que otro perturbado, François Ravaillac (+1610), el asesino de Enrique IV. Esta vez Ravaillac conseguiría lo que había intentado en 1594 Jean Châtel: matar a Enrique IV, el padre del tatarabuelo de Luís XV. Inmediatamente, en aquel 1594, los jesuitas eran expulsados de Francia por un edicto del Parlamento de París como respuesta a la tentativa de Chastel, quien había sido durante dos años alumno de los jesuitas del Colegio de Clermont de París. Se llegó a colgar a un jesuita. La orden fue acusada de ser instigadora última por sus doctrinas sobre el tiranicidio del intento de asesinato no pudieron volver hasta 1603 cuando el propio rey se dio ya cuenta de lo infundado de tales acusaciones.

Parece difícil, por no decir acrobático, adjudicar a los jesuitas franceses, con su cuarto voto de obediencia al Papa, de haber actuado de proveedores a los Borbones galos de una superestructura ideología de legitimación del absolutismo sagrado monárquico. Y más cuando la Corona les prometió protección y salvarse de la supresión de 1764 si se separaban del resto de la Compañía y del Superior general de Roma y se ponían bajo la orden de un vicario general francés, con costumbres y obediencia francesas, a imagen y semejanza de la Iglesia Galicana. Los jesuitas franceses no acudirían a la llamada de su Rey católico.


Capítulo 2 º: Sobre la relación Iglesia-Absolutismo (parte 2 ª) (23/09/2010)

5-¿Antes del Concilio Vaticano II se menospreciaban los modernos instrumentos que se podían utilizar para facilitar la Evangelización?

Diessach llega a su nueva Fe cuando una parte de la elite intelectual europea intenta desligarse del catolicismo. Su futura idea de publicar libros que combatieran el proceso de secularización que comenzaba a ser patente en la sociedad europea del siglo XVIII, que saliesen en defensa de la Fe, su moral y su dogma, se encuentra ya en el tercer volumen de su Il Cristiano Cattolico inviolabilmente attaccato alla Religione dalla considerazione di alcune prove che ne confermano la credibilità publicado en Turín en 1771. Publicación de “buenos” libros, el gran medio de difusión de la época junto a la predicación oral (el mismo era reconocido como un gran predicador de misiones tanto en el norte de Italia, Suiza o Austria), pues la tecnología de fabricación de papel aún no permitía la publicación masiva de periódicos, la cual sería posible ya en el siglo XIX con la introducción de la celulosa y el rodillo de prensar continuo.

Diessbach parece que sacó su intuición de la Bibliotheca selecta de ratione studiorum in Historia, In Disciplinis, in salute omnium procuranda o compendio de obras indispensables para el hombre de la Contrarreforma y que en dos volúmenes hizo publicar en 1593 el jesuita Antonio Passevino (1534-1611).

Se pasó de la idea a la concreción hacia 1776 cuando junto a unos amigos y discípulos de Turín se fundó la Pia Associazione tra cattolici italiani per favorire la pubblicazione e la diffusione dei Libri Buoni . El historiador Roberto de Mattei, en su “ La biblioteca delle “Amicizie”. Repertorio critico della cultura cattolica nell'epoca della Rivoluzione 1770-1830”

(Bibliopolis, Nápoles, 2005) ha estudiado los libros que formaron parte del catálogo de la Biblioteca (como se conocía a la editorial) de la Amicizie Cristiane el cual fue enriquecido y actualizado continuamente hasta llegar a abarcar mil títulos de teología, filosofía, espiritualidad, historia, literatura, teatro y directorios de devoción. Los libros estaban clasificados por categorías según las necesidades de las almas , y se difundieron a miles entre todas las clases sociales, incluso del otro lado del Atlántico. Se incluyeron varias obras de San Ignacio, San Francisco de Sales y de san Alfonso María de Liguori, que gracias a ello consiguieron una mayor difusión popular. La Biblioteca de la Amistad contenía además un fondo de textos polémicos para ayudar a rebatir las tesis de los protestantes, jansenistas, febronianos o simplemente de los volterianos.

6-¿Antes del Concilio Vaticano II se menospreciaba a los laicos como apóstoles para la Evangelización?

Dicha asociación para la edición de buenos libros fue la base desde donde se creó la primera Amicizie cristiane o círculos Diessbach, donde católicos fervientes, algunos aristócratas, añadían a la práctica de ejercicios de devoción y la lectura espiritual, el discutir y formarse sobre cuestiones de defensa de la Fe católica, entre las cuales la candente sobre la autoridad del Papa y los ataques y objeciones jurisdiccionalistas, jansenistas o como hemos dicho directamente, del descreído sarcasmo volteriano.

Este apostolado de los laicos fue complementado con la constitución de un grupo específico para los sacerdotes y otro para los estudiantes de teología, víctimas de los estudios jurisdiccionalistas y el ambiente jansenista de la capital del Piamonte. De dichas amistades, saldrá unos de sus discípulos más destacados, el beato Bruno Lanteri quien conoció a Diessbach en 1788 en su etapa de estudiante en Turín. Ese mismo año, el segundo publicaría Le solitaire chrétienne et catholique , 2v., 1788, en Friburgo (Suiza).

Los círculos Diessbach estuvieron marcados por la espiritualidad ignaciana de su fundador y la fidelidad a la Santa Sede. Cabe recordar aquí el cuarto voto de los jesuitas. También recibieron la influencia de la ternura espiritual de San Francisco de Sales gracias a la lectura de sus obras. Por lo que se refiere a la moral, Diessbach y su discípulo Lanteri seguirán las sabias enseñanzas de San Alfonso Maria de Liguori (1696-1787) contrarias al rigorismo jansenista.

7-¿La descristianización se da cuando las naciones y gobiernos dejan de ser confesionales y más aún después de la Revolución francesa?

Así pues, las Amicizie cristiane pueden considerarse como los primeros ejemplos de la contemporánea Acción Católica, actuación:

a) llevada a cabo por laicos activos y emprendedores en cooperación con sacerdotes. Eran círculos de seglares católicos (él los llama Amigos de la Religión católica) que se propusieron combatir el proceso de secularización que comenzaba a ser patente en la sociedad europea del siglo XVIII, que salieron en defensa de la Fe, el dogma y la moral católicas;

b) que utilizaba modernos medios de propaganda –el libro de bajo coste-;

c) para la defensa de la integridad de la Fe atacada, como hemos dicho, desde el interior mismo de lo que se suponían naciones católicas, en las cuales, ya en el siglo XVIII se dan crecientes muestras de descristianización.

 

Niklaus Joseph Albert von Diessbach murió en Viena en 22 de diciembre de 1798 después de formar círculos o Amicizie en Turín, Milán, Chambery, París, Friburgo de Brisgovia y Viena. En este última conoció a quien seria su discípulo en Austria, San Clemens Maria Hofbauer. Europa estaba dividida por la Guerra entre Francia revolucionaria y los Aliados absolutistas. Pese a no poder comunicarse entre ellas, las Amicizie de los dos bandos se mantuvieron en comunión, mutua y con el Papa Pío VI en aquel momento prisionero de Napoleón en Valencia del Delfinado. En jaula de oro o prisión de barrotes, Absolutismo y Revolución compartieron las mismas ganas de no dar libertad a la Iglesia. Extremismos que no siempre acabarían trayendo la paz a los pueblos.


Capítulo 1º: Sobre la relación Iglesia-Absolutismo (parte 1ª) (16/09/2010)

Niklaus Albert von Dissbach

Niklaus Albert von Diessbach (1732-+1798)

1-¿El absolutismo de los monarcas católicos era favorable a la libertad religiosa de los católicos y de la Iglesia?

A menudo en el imaginario histórico de consumo que se divulga académicamente o que subyace en la toma de opinión sobre quiénes eran partidarios y quiénes detractores de la Revolución francesa, los católicos y la Iglesia son alineados unilateralmente en un supuesto bloque absolutista inmovilista enemigo de todo cambio, evolución o reforma.

En la medida que se difuminan los matices aparece un bloque contrarrevolucionario presentado, de forma maniquea, como el Mal, y una Revolución, idealizada y sin mácula, convertida en el Bien. El catolicismo sería entonces hostil a la Revolución y por lo tanto motor de atraso y de opresión.

Las primeras asociaciones contemporáneas de seglares católicos que actuaron en el campo de la defensa de la Fe contra los ataques de los intelectuales contrarios a la eclesiología del catolicismo romano en el interior mismo de la Europa católica fueron los grupos de Amicizie cristiane que aparecieron a finales del siglo XVIII.

Aunque podían acoger ordenados, eran asociaciones de seglares que se dedicaban especialmente a promover la edición, difusión y discusión de libros, instrumento privilegiado para la controversia en un mundo carente de otros medios de comunicación. Dichos grupos organizados no eran estrictamente cofradías devocionales ni entidades administradoras de obras de caridad.

El primer grupo de Amicizie cristiane fue fundado entre 1779 y 1780 en el ambiente urbano cosmopolita de la capital de los Saboya, Turín, una ciudad que no podemos considerar como un reducto de una Europa fosilizada en el tiempo ni como representante de un catolicismo territorialmente euro-marginal.

La primera Amicizie cristiane nace nueve años antes de la Revolución francesa y no para luchar contra ella, pues aún no había asomado su cabeza por el umbral de la historia, sino para combatir las interferencias del absolutismo en la eclesiología católica romana. Así pues, estos grupos que son puestos unilateralmente dentro del saco del mundo contrarrevolucionario, legitimista o partidario de la reacción, nacieron como reacción, sí, pero al absolutismo en versión eclesial: el regalismo, el jurisdiccionalismo saboyardo en el caso de l' Amicizie de Turín. Aparecieron para combatir las limitaciones que querían poner los monarcas absolutistas católicos a las libertades de la Iglesia.

2- ¿El absolutismo de los monarcas católicos era favorable a los jesuitas?  

P. Mateo Ricci

El primer grupo de las Amicizie cristiane fue fundado, como hemos dicho, entre 1779 y 1780 en Turín por Niklaus Joseph Albert von Diessbach (Berna 1732- Viena 1798), un antiguo oficial de origen suizo al servicio de la Monarquía de los Saboya, Señora del Piamonte y del Reino de Cerdeña. Militar e instructor del futuro rey Vittorio Amedeo III, Diessbach se convertió al catolicismo desde el calvinismo, hecho que le valió que su familia lo desheredara.

En 1759, después de quedar viudo, ingresó en la Compañía de Jesús, el mismo año que los jesuitas eran expulsados de Portugal y sus colonias por el Marques de Pombal, Sebastião José de Carvalho e Melo, el primer ministro luso del rey católico Pedro I Braganza. Antes de enviarlos al exilio, Pombal hizo encerrar 180 miembros de la Compañía de Jesús en calabozos. Seguidamente confiscaría todo sus bienes. Más de 1.000 jesuitas de Portugal y sus colonias acabaron deportados a los Estados Pontificios.

Cuatro años más tarde (1763) la Compañía era disuelta en Francia y embargados sus bienes por el monarca católico Luís XV y su secretario de Estado Étienne François Choiseul . El Parlamento de París, dominado por el galicanismo-jansenismo, conseguía de su rey el objetivo de acabar con una orden religiosa muy bien preparada académicamente, fiel al Papa, en plena Comunión con Roma –era un verdadero ejército antiregalista- y divulgadora de una piedad no rigorista.

En 1767 era el católico Carl os III quien expulsaba de la católica España y sus dominios a los jesuitas. Se cerraron e incautaron sus obras y edificios de enseñanza, un duro golpe a la formación académica superior, y se clausuraron las célebres Reducciones jesuíticas guaraníes de Paraguay, verdaderas repúblicas indígenas autónomas y autogestionadas donde los indios que recibían un trato en las antípodas del esclavismo promovido por el sector más economicista del despotismo ilustrado.

Este despotismo ilustrado, interesado en dar arranque económico a las colonias, aunque fuera a costa de los derechos humanos más elementales de los no blancos, estaba molesto con un catolicismo romano que le marcaba límites de actuación. El orden social cristiano comenzaba a ser una rémora para el despertar de un orden social económicamente más liberal y políticamente más centralizado y estatalizado (y sin contrapesos políticos, más absolutista).

Los católicos monarcas de Portugal, España, Francia y de las Dos Sicilias conseguían doblegar al Papa Clemente XIV quien acabó firmando el breve Dominus ac Redemptor el 31 de julio de 1773, es decir la disolución de la Compañía de Jesús. El padre general, Lorenzo Ricci, el “papa nero”, y sus consejo de asistentes fueron encarcelados en Sant'Angelo sin juicio alguno. Allí moriría Ricci en 1775.

3-¿El absolutismo de los monarcas católicos era favorable a la autoridad y primacía del Papa sobre el Gobierno de la Iglesia?

La primera Amicizie cristiane nacía en una ciudad, Turín, especialmente marcada por el jurisdiccionalismo (el regalismo italiano). La Monarquía de los Saboya, concretamente Vittorio Amedeo II (1684-1730), había reformado los estudios universitarios a inicios del siglo XVIII para limitar la influencia de los religiosos regulares, dominicos y jesuitas, y aumentar el control del Estado especialmente en lo que se refiere a la provisión de cátedras.

Dicha reorientación la concretó F rancesco d'Aguirre (1681-1748) , un jurista jurisdiccionalista napolitano que los Saboya (Vittorio Amedeo II) habían reclutado para Turín donde seria profesor y alto funcionario estatal. Es por este motivo que se afirma que el posterior desarrollo del jurisdiccionalismo piamontés tiene origen en el napolitano, jurisdiccionalismo meridional que culminó en la figura del célebre furibundo regalista Bernardo Tanucci , consejero de Carlos III en su etapa de rey de las Dos Sicilias.

Mas tarde la reforma universitaria de Aguirre en Turín fue copiada por Napoleón para la Sorbona de París.

Aunque con diferencias, el control estatal sobre la universidad para reducir la influencia de los regulares, en este caso de los dominicos, se había producido también en Cataluña, con la clausura de todos sus Estudis Generals y la apertura de la Universidad de Cervera, a partir de entonces único centro universitario para todo el Principado. La Teología política tomista, profundamente democrática y subsidiaria en cuanto a los principios, perdía posiciones en el campo de juego de la Teoría política y del pensamiento sobre el orden social pues ahora tendría que compartir y competir por un espacio académico mas concurrido. Un afán de novedades que no siempre acabaría trayendo la paz a los pueblos.

En este terreno propicio abonado por los reyes y altos funcionarios palaciegos, fuera en el Nápoles de los Borbón-Dos Sicilias o en el Turín de los Saboya, se desarrolló una escuela de canonistas con tesis cada vez más antiromanistas (limitar las competencia del Papa en el gobierno de la Iglesia) y regalistas (aumentar las del rey y el Estado sobre la misma). Con la reforma de la Universidad de Turín de los Saboya se crearon dos cátedras de Derecho Canónico en la Universidad de Turín que imponían la obligación de jurar no sostener tesis contrarias a las potestades religiosas (las regalías) del Príncipe, a todos los que quisieran tomar posesión de ellas. De esta manera apareció una atalaya, protegida por el poder real, desde donde divulgar, con mayor marchamo de legitimidad, unas teorías que erosionaban las potestades de la Santa Sede sobre el gobierno de la Iglesia.

Hay que tener en cuenta que por la Universidad de Turín y sus cátedras pasaban la mayoría de los futuros magistrados y altos funcionarios de la Corona. También muchos clérigos que podían presentar como mérito para la obtención de beneficios eclesiásticos de patronato real el haber estudiado Derecho Canónico en las aulas de dicha universidad. Un hecho que fue visto con desconfianza, de forma tardía –ya a inicios del siglo XIX-, por parte de los obispos piamonteses cuando se dieron cuenta de las segundas intenciones que les colaban a los alumnos en los estudios de sus futuros sacerdotes.

Hay que recordar que antes del siglo XIX las universidades tenían todas facultad de Teología y que los cursos allí impartidos eran reconocidos como válidos para los que se preparaban para ser sacerdotes, de manera que la estancia en seminario podía reducirse a la mínima expresión.

Vittorio Amedeo III

La Universidad de Turín fue lugar de confluencia del regalismo proveniente de las Dos Sicílias (Nápoles) y del galicanismo de la vecina Francia de los Luises. El canonista Francesco Chionio , profesor en dicho centro de 1736 a 1754 ya había provocado una agria controversia con su De regimine Ecclesiae donde descalificaba a dominicos y jesuitas por considerarlos los grandes defensores de la autoridad del Papa sobre la Iglesia. Gionvanni Bono , profesor de 1768 a 1797, en su De potestate Ecclessiae , justificaba el absolutismo sacro y el patronato del Príncipe sobre la Iglesia en sus dominios. Maurizio Baudisson , profesor de 1758 a 1797, en la misma línea volvía a la carga contra los regulares y el poder del Papa. Y todo ello con el apoyo de reyes como Vittorio Amedeo III (1773-1796).  

4- ¿Niklaus Albert von Diessbach, el padre de la Acción Católica contemporánea de los seglares, y dicha primera Acción Católica fueron instrumentos de la reacción y el absolutismo?

Niklaus von Diessbach se convierte al catolicismo en Turín en 1754 y entra en 1759 en la Compañía de Jesús, atacada como los dominicos por su fidelidad al Magisterio tradicional y al Papado, justo cuando empieza el primer paso que llegará a su supresión: la expulsión de Portugal.

Todo ello sucede cuando el catolicismo romano este empieza a ser atacado desde dentro por una elite intelectual católica que fomentaba:

•  el jansenismo y su moral rigorista –y elitista- que desarrollaba hasta extremos enfermizos los escrúpulos;

•  el regalismo en materia de autoridad o gobierno de la Iglesia; y la intromisión creciente del Estado –una verdadera política educativa- en los estudios eclesiásticos de las Universidades;

•  la idealización de las Iglesia cristianas primitivas y de su autonomía original frente a Roma.

Esta idealización primitiva era utilizada como justificación por aquellos clérigos y obispos –en Francia el paradigmático galicanismo- bien relacionados con el poder político, cada vez más absolutista, que se sentían correas de transmisión de Roma y que deseban librarse de un supuesto yugo romano. Una “servitud” que les hubiera obligado a enfrentarse a un poder político católico que no desean importunar por lazos familiares, amistad o simplemente por comodidad. A su vez el Príncipe, el poder político católico, se mostraba magnánimo en prebendas con aquellos que buscaban justificaciones históricas para desatar fidelidades romanas y caminar hacia un modelo de iglesias católicas cripto-nacionales, experimento que el evento de la Revolución Francesa cortó de raíz.